Resumen. Žižek, Matrix – Versión de Karina Palillero

Slavoj Žižek, «Matrix, o las dos caras de la perversión» en La suspensión política de la ética, México, FCE, 2005, pp.149-187.
Síntesis y resumen de Karina Palillero

Síntesis

El escrito de Slavoj Žižek comienza hablando de la impresión que causó en el mundo intelectual la película The Matrix; las interpretaciones que de ella han hecho algunos intelectuales han sido en función de la escuela filosófica a la que pertenecen. Entre las distintas posturas encontramos una dicotomía importante entre la postura de los representantes lacanianos, que la ven como una reificación del orden simbólico en sí mismo, y quienes defienden las teorías de la Escuela de Frankfurt, que la intentan incorporar a la metáfora de la Sustancia Social del Capital que ha colonizado la cultura y subjetividad humana.

Además no es difícil percibir la similitud que tiene The Matrix con el Mito de la Caverna de Platón; que a su vez tiene como diferencia fundamental la realidad que encuentra el sujeto una vez que  logra liberarse y salir de lo que  lo oprimía y mostraba una realidad falsa. Los héroes platónicos al llegar a la superficie la encuentran iluminada por el Bien Supremo, mientras que los héroes de Matrix descubren un desolado “desierto de lo real”. La idea de que fuera de la realidad simulada existe una realidad auténtica, manejada por ambos discursos, provoca que el autor cuestione qué pasa si el carácter virtual del orden simbólico es en sí mismo la condición misma de la historicidad. O sea, qué sucede si la “pantalla” que nos impide ver la realidad auténtica, es parte fundamental de esa misma realidad. La pantalla como parte fundamental de la realidad es la tesis que se dedica a defender y demostrar a lo largo de su texto el autor.

Resumen

Llegando al fin del mundo


La idea de un ente que nos manipula y mantiene inmersos en una realidad falsa, presentada en la película, no es nueva, sino que se ha formulado en distintos momentos: baste con mencionar El Show de Truman, Time Out of Joint y Starship. Lo particular de The Matrix es la introducción que hace de la realidad virtual, de la noción del ciberespacio.

La teoría cartesiana de un universo infinito en el periodo moderno ha entrado en desuso; ahora se tiene la idea de que más allá de los límites del universo finito existe una auténtica realidad en la que hay que adentrarse, a la que debemos aspirar. Esta aspiración es en sí misma falsa e ideología pura. No se trata de que más allá de la pantalla exista algo real en sí mismo que podemos llegar a observar, sino que esa pantalla forma parte de la misma realidad. La idea moderna es falsa porque introduce dos modos de entender a la realidad, que podemos interpretar dentro de la película que se está analizando de las siguientes maneras:

a)    Desde la teoría lacaniana la vemos como una reificación del orden simbólico, la Matrix es así el orden simbólico virtual, es el gran Otro lacaniano.

b)    O bien podemos razonarla como una representación de la sociedad del capitalismo tardío que se caracteriza por ser consumista, utilitarista y desespiritualizada, lo cual ha desmaterializado la propia vida real. Aquí la Matrix es la Sustancia Social del capital de la Escuela de Frankfurt.

El “Verdadero” gran Otro


El megaordenador visto como el gran Otro, es aquello que controla y manipula las consecuencias que tienen los actos humanos. Por lo tanto, los hombres y mujeres se encuentran alienados, fuera de sí mismos, dentro de este gran Otro; pero, la alienación es seguida por el proceso de separación del gran Otro. La forma de lograr esa desalienación es por medio de la paranoia, entendida como el fenómeno por el cual los seres humanos comienzan creer en la existencia de un gran Otro del Otro, es decir, comienzan a pensar que existe que hay otro, puramente virtual, escondido tras un Otro que se nos presenta explícitamente en el tejido social; ese Otro oculto se encarga así de programar los efectos de la vida social, que nos parecen imprevisibles, garantizando su estabilidad por medio de la fantasía para llenar sus carencias de sustancia.

A partir de la separación del sujeto de la realidad virtual pueden pensarse dos vertientes de realidad. La primera es que todo lo que existe está generado por la Matrix  sin haber una realidad última, se trata de una serie de realidades virtuales. La segunda vertiente es pensar que el sujeto es capaz de llegar a una realidad última, auténtica, más allá de la realidad cotidiana que depende de Matrix. Ambas versiones son falsas ya que lo real no es la “verdadera realidad” tras la simulación virtual, que se piensa que existe, sino el vacío que hace que la realidad sea incompleta e incoherente. En otras palabras el gran Otro no existe.

“El gran Otro no existe”


El ideal ilustrado trataba sobre que la razón reflejada en la ciencia debería ocupar el lugar del gran Otro simbólico, lo cual no ha sucedido debido a que los expertos no han conseguido traducir su conocimiento al lenguaje común de las multitudes. Creando una separación entre ambos grupos, aunque algunos conceptos científicos tienen parte en la imaginería popular de los sujetos, como el Big Bang, no logran comprenderlos totalmente.

A lo que se añade que dentro de los mismos grupos de expertos no se establece un consenso sobre ciertos temas, sin poder obtener una opinión clara de ellos a pesar de su responsabilidad de hablar con la autoridad que les otorga el gran Otro, representado por las instituciones científicas que los financian.

En la actualidad el papel que deberían ocupar los científicos serios se lo han ido ganando los pseudocientíficos, como los investigadores de Ovnis, que crean sus postulados a base de hechos traducibles a la vida cotidiana de las masas. Esta adquisición de terreno de las pseudociencias nos enfrenta al dilema de saber hasta qué punto nuestra percepción de realidad y la actitud normal del sujeto depende de ficciones simbólicas, es decir, hasta qué punto está fundamentada en hechos de lo real.

Problema que se  puede establecer análogamente con la locura. ¿qué es la locura? No existen parámetros establecidos para decir que alguien está loco, es decir, el concepto de locura no tiene características en sí mismo para diagnosticar a alguien de loco, lo que sucede es que se contextualiza; esto es, que puede ser utilizado o no por la sociedad que percibe en el sujeto comportamientos que no se apegan a lo normal y a lo colectivo, lo que para una sociedad puede ser muestra de locura para otra no lo es. El principal problema del loco es que elimina la distancia que hay entre los simbólico y lo real, lo que provoca que en ciertos casos la locura vea como un hecho real, que fundamente su paranoia, algo que no existe realmente, pero que sí es verdad en la cabeza del loco. Como en un hombre con problemas con los celos que cree que su mujer le está siendo infiel, aun si en realidad la mujer le es infiel, para el individuo la creencia de eso fundamenta sus celos obsesivos.

Aislar lo real


Al ver que se puede fundamentar nuestra percepción de la realidad por ficciones simbólicas, debemos establecer qué es y qué conforma lo real. En la película, el megaordenador que utiliza como baterías a los humanos también funciona como una pantalla que nos separa de la realidad ayudándonos a soportar el desierto de lo real. Sin embargo, lo real es también y primordialmente la pantalla misma, que desde un principio distorsiona nuestra percepción del referente, es decir, de la realidad exterior. 

En este sentido encontramos una diferenciación entre las teorías de Kant y de Hegel:
  • Para Kant, el individuo cognoscente tiene estructuras empíricas  (basadas en la experiencia sensorial) y las trascendentales (el espacio y el tiempo) que condicionan lo que puede conocer del objeto. Razón por la cual no  puede percibir en sí mismo al objeto, no aprecia lo nouménico (lo real), lo único que conoce es lo que aparece de la cosa, el fenómeno. En resumen, sólo puede conocer las apariencias de la cosa cognoscible.
  • En la concepción hegeliana se habla de tres términos que constituyen lo real.  Lo primero es el sujeto el cual percibe una pantalla que genera una idea de lo que es en sí mismo el objeto, más allá de la apariencia, de tal manera que la distancia entre apariencia y la cosa en sí misma siempre es algo dado por nosotros, la apariencia es la cosa misma, lo real. Trasladado a The Matrix, es esta misma lo real.

Si lo real también es la pantalla, ¿cómo podemos aislar la cosa misma de las apariencias? Esta problemática puede plantearse por medio de una analogía, que consiste en el análisis de Levi-Strauss sobre la representación de la disposición espacial de las viviendas entre los Winnebago, una de las tribus de los Grandes Lagos, por miembros de grupos antagonistas internos.

El primero de ellos pertenecía al grupo “conservador” o “de arriba” y el segundo era un integrante de “los de abajo” o los “revolucionarios”. Se obtuvo el siguiente resultado (más o menos):


Estas maneras distintas de representar una misma realidad nos muestran que la percepción del espacio social depende del grupo al que pertenece el individuo y refleja el antagonismo que existe entre dos grupos sociales de la aldea. Lo que resalta aquí es el hecho de que a pesar de su distinta representación conservan como espacio un círculo dentro del cual dibujan a la aldea. Este círculo básico simboliza la identidad de la tribu y es denominado por Strauss como la institución cero. Desde nuestro análisis la institución cero es la ideología que da unidad e identidad a la tribu.

Este ejemplo podemos trasplantarlo a la lucha en el terreno político de los grupos de izquierda y de derecha, cada uno de ellos percibe la disposición del espacio según su posición, los primeros optarán por verlo como un campo dividido por un antagonismo fundamental, mientras los segundos lo ven como unidad orgánica de una comunidad, que solamente se ve perturbada por la intrusión de extraños.

El toque freudiano


Hay en The Matrix varias incoherencias: una de ellas es la presentación de Neo como el Elegido (un único sujeto, es decir, no hay más como él) que es importante no por lo que hace por lo demás, sino porque su presencia significa para el resto de los liberados un vínculo de solidaridad social y dignidad humana, que va más allá de la simple supervivencia.

Malebranche en Hollywood


Otra de dichas incoherencias se relaciona con la muerte. En la película, si en la realidad virtual mueres también lo harás en la realidad auténtica, porque el cuerpo real sólo puede mantenerse vivo en conjunto con la mente. Esta idea puede relacionarse con el ocasionalismo del filósofo francés Nicolás de Malebranche. El ocasionalismo consiste en una explicación sobre la coordinación entre la sustancia material y la espiritual, es decir, entre el cuerpo y el alma. Supone que al ser los sistemas causales del cuerpo (interconexiones corporales) y del alma (ideas en mi mente) independientes uno del otro, lo que los coordina continuamente dando una ilusión de continuidad es una tercera sustancia, la sustancia verdadera (Dios).

Según las teorías lacanianas la relación del alma y cuerpo nunca puede ser directa pues entre ellas se encuentra el gran Otro; sin embargo, el sujeto no percibe esto, de tal forma que se pierde el papel mediador del gran Otro, que garantiza la coordinación entre la realidad corporal y cómo la experimentamos mentalmente.

Un ejemplo en la vida contemporánea es el ciberespacio, cuando en algún juego, por decir algo, se alza la mano para empujar un objeto hacia el interior del espacio virtual y ese objeto en efecto se mueve, provocando la apariencia de que participamos en el movimiento del objeto ignorando el complejo mecanismo de coordinación informática que permitió eso.

Montaje de la Fantasía Fundamental


La última inconsistencia se ve hacia el final de la película cuando Neo anuncia las ambiguas condiciones de liberación de los humanos usados como baterías. En esta liberación él será el encargado de enseñarle a la humanidad a manipular las reglas de la Matrix; sin embargo, todas las manipulaciones únicamente serán posibles dentro del megaordenador, lo cual significa que la condición real de los humanos seguirá siendo esclavos o pilas de la matrix. ¿Qué pasa con la opción de salir de Matrix y adentrarse a la auténtica realidad en la que somos criaturas miserables viviendo en la faz de una tierra desolada? En suma:

a.    Los momentos donde se presentan las incoherencias en la película son los momentos de verdad porque señalan los antagonismos dentro de nuestra experiencia social del capitalismo tardío.Dichos antagonismos se refieren a dicotomías ontológicas básicas como realidad y dolor (realidad como algo que perturba el régimen del principio del placer), libertad y sistema (la libertad es sólo posible dentro del sistema que, a su vez, es un obstáculo para su realización total).

b.    El impacto especial de Matrix para los receptores no reside en su tesis principal, acerca de que aquello que experimentamos como realidad  es un mundo de realidad virtual o artificial generado por una máquina que está directamente conectado a nuestra mente, sino en su imagen central: la de millones de seres humanos mantenidos en cautiverio con la función de producir energía para la Matrix. Además de la desesperanza que produce el que cuando alguien se despierta no encuentra un vasto espacio exterior de la realidad, sino solamente un lugar desolado con el consuelo de que ahora es consciente de las circunstancias en que ha pasado su vida.

c.    Lo que la película representa como la escena del despertar a la realidad y adquirir consciencia de la situación de esclavo en la que se estaba es en realidad lo opuesto. Es la fantasía fundamental que sustenta nuestra existencia.

d.    La mejor manera de entender Matrix es en la yuxtaposición entre dos aspectos de la perversión: por un lado la reducción de la realidad a un mundo virtual regulado por reglas arbitrarias que se pueden suspender, y por el otro, la verdad oculta de esta libertad, la reducción del sujeto a una pasividad absoluta e instrumentalizada.

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