Resumen. Mannheim, Ideología y utopía, II – Versión de Fernanda García

Karl Mannheim, Ideología y utopía. Introducción a la sociología del pensamiento. México, FCE, 2004, cap. II, pp. 89-143.
Resumen y síntesis de María Fernanda García Murillo

Síntesis

La noción de ideología tiene un papel fundamental en la base de cualquier pensamiento. Por ello, este apartado analizará tal concepto desde la variedad de sentidos que ha poseído, hasta su influencia en la estructura de la intelección humana, así como en la distinción de nociones ideológicas entre la psicología y la noología. La disciplina histórica le brinda al término la objetividad necesaria como generador de conocimiento. El método sociológico, que surgió en consecuencia de los movimientos sociales de finales del siglo XVIII, desplazó el análisis lógico, y constituyó una revolución en la forma de analizar el conocimiento en función del contexto en el que se genera.

Resumen

El estudio de la estructuración del pensamiento contemporáneo se remite al término de la ideología y su respectiva problemática.

1. Definición de conceptos


En el análisis del término de ideología, hay que distinguir dos sentidos diferentes: un sentido particular y un sentido total. Ambas nociones de ideología, convergen en la desconfianza de las interpretaciones inmanentes que tiene un individuo o grupo social contrario. Sin embargo, estas divergen principalmente por la manera de criticar tales interpretaciones. Esto es, que la noción particular de ideología descalifica las ideas opositoras por medio de la psicología del sujeto; por el contrario, la noción total de ideología analiza estas ideas en su sentido noológico.

2. El concepto de ideología en la perspectiva histórica


Una vez que la desconfianza del hombre por el hombre va más allá de sí misma y busca su razón de ser en los factores sociales, puede hablarse de ideología. En términos generales, la tesis de F. Bacon sobre los idola era un antecedente del término moderno de ideología. Estos “ídolos” primitivos eran preconcepciones erróneas de la realidad que se encontraban en aspectos tan naturales de la sociedad como las tradiciones.

En el Renacimiento, la obra de Maquiavelo muestra los primeros indicios de una investigación metódica, al correlacionar la diversidad de percepciones de los individuos con los intereses de los mismos. El pensamiento particular de la Ilustración señala que el ser humano engaña a sus semejantes por naturaleza propia. Por tanto la tarea de aquel siglo consistió en “desenmascarar” el engaño que impedía alcanzar la verdad. 

3. Del concepto particular al concepto total de ideología


El desenmascaramiento provocado por el concepto particular de la ideología y la crítica radical del concepto total de ideología, forman una unidad intelectual determinada por fuerzas históricas que transforman en la misma proporción a uno y otro sentido.

Sólo con el surgimiento de conflictos sociales, los valores intelectuales se ponen en jaque y tal unidad se desintegra. La noción particular de ideología comienza a sistematizarse; de manera que los valores que constituyen la percepción de un grupo, serán noológicamente (ya no sólo en sentido psicológico) diferentes con relación a otro grupo opositor.

Un ejemplo es el del surgimiento de la burguesía: un nuevo sistema social que generó nuevas concepciones económicas y por tanto un desplazamiento de las formas anteriores del pensamiento. De una forma más detallada, los pasos en la transformación a la concepción total de ideología fueron los siguientes:
  • Desarrollo de una filosofía de la conciencia.  Fue la disolución de una doctrina que consideraba al mundo en un orden fijo e independiente del hombre. De manera que el nuevo orden de la realidad se volvió subjetivo con respecto a las experiencias del hombre.
  • Consideración supratemporal de la noción total de la ideología. Esta condición surge en consecuencia de las Guerras Napoleónicas como revolución del sentimiento nacionalista (Volksgeist). Tal unidad del mundo, concebida por la conciencia social, es transformada a lo largo del tiempo.
  • Surgimiento de clases sociales. Cuando la estructura social (pueblo o nación) junto con su forma de intelección, son comprendidas como variantes, “surge una conciencia de clase”. Ello es resultado del propio dinamismo histórico de la conciencia social.

Las consecuencias de esta transformación fue una interdependencia de los actos humanos con su sentido histórico, por lo tanto este sistema varía entre un periodo histórico y otro. Esta forma de conciencia logra descalificar el conocimiento del adversario, al demostrar que está influido por su situación social. Por tanto, las creencias de los opositores son denominadas como “falsa conciencia”.

4. Objetividad y parcialidad


La historia de la conciencia falsa, como la descalificación del pensamiento del hombre, surge en un orden religioso. Este se plantea cuando la visión de un profeta se pone en duda por un pueblo o hasta por el sujeto mismo; ello es resultado de la observación de un hecho: para demostrar la existencia de una conciencia falsa, es necesario un análisis basado en métodos científicos. Los métodos y las escalas de valores falsos y verdaderos que se emplean se transformarán en el transcurso del tiempo. Uno de estos criterios de realidad que se transformaron fue el de ideología, de manera que se analizará brevemente.

En un principio, el término de ideología, fue definido por el grupo intelectual francés del siglo XVIII como teoría de las ideas. Sin embargo, quién califica a la ideología con un término peyorativo, es Napoleón Bonaparte cuando desacredita la validez del pensamiento de los idéologues, en el sentido de que este se encuentra determinado por los intereses del protagonista. Reflejó caracteres de naturaleza epistémica y ontológica; pues ya concibe una noción de la realidad, en función de las situaciones prácticas de la vida.

El surgimiento de un nuevo criterio político de realidad, se transforma en un arma de la clase proletaria. Con el marxismo, la concepción total y práctica de la ideología se fortalece y con ello surge un nuevo significado de conciencia falsa. Sin embargo, en la propia difusión del término, la ideología se vuelve un arma intelectual a la que cualquiera puede recurrir.

5. Transición de la teoría de la ideología a la sociología del conocimiento


Como resultado de esta expansión ideológica, los componentes del término cambiaron no sólo en grado, sino de naturaleza. De manera que el término de ideología adquirió un nuevo sentido. En este proceso, la concepción total de la ideología podrá generalizarse y resultar fecunda cuando sometemos a crítica todo punto de vista, incluyendo el nuestro. Esta manera de analizar todos los factores sociales reales que influyen en el pensamiento será denominada como “Sociología del conocimiento”, método predilecto en la investigación histórico-social o intelectual.

En tal investigación, se tiene que renunciar a esa actitud de “desenmascaramiento” de la falsedad y optar por un análisis no valorativo de la epistemología transitoria en todos los individuos. Por medio del relacionismo, se reconoce que el pensamiento histórico está íntimamente ligado con las condiciones del pensador. Esta forma de investigación, permite definir la categorización del pensamiento que cada cultura determina en diferentes circunstancias. En el uso de las palabras y su significado, se refleja la realidad colectiva de una época.

6. Concepción no valoradora de la ideología


Cuando la investigación del pensamiento deja de indagar quién tiene nociones falsas o verdaderas de la realidad, se concentrará en descubrir el marco cultural de cada sociedad. Tal incertidumbre moderna de estar lejos de la propia verdad, puede llevarnos al conocimiento verdadero, mejor de lo que en otras épocas lo haría la fe en lo absoluto. El análisis lógico es abandonado.

De igual forma, es necesario que el sujeto abandone sus juicios unilaterales en la investigación, para evitar deformarla. La primer forma no valoradora en este análisis fue relacionista. Consistía en identificar un sistema correlativo de normas (estructura histórica), que formulara un conocimiento parcial, sus componentes y el sentido que se le otorga en la sociedad.

7. Transición del concepto no valorador al concepto valorador de ideología


La concepción de que la historia, da un carácter de no valorador a cierta técnica metodológica, es en sí un juicio de valor metafísico-ontológico.  Resulta imposible, hacer un análisis sin las predisposiciones que determina el propio pensamiento. Por lo tanto,  tener noción de las bases estructurales de nuestro conocimiento resulta fructífero en la investigación empírica.

8. Juicios ontológicos implícitos en la concepción no valoradora de ideología


La transición del método no valorativo al valorativo de ideología es el desarrollo del pensamiento contemporáneo mismo. Esto se debió a la comprensión del sentido interno de la historia, cuya absolución de todo misticismo, habría descalificado tal disciplina por completo. Identificar las regularidades de la historia fue el primer juicio ontológico en el análisis no valorativo de ideología.

9. El problema de la conciencia falsa


El margen de error de un análisis ontológico de la ideología es el caso particular de la conciencia falsa. Como desarrolla Mannheim anteriormente, tal término surge desde la Edad Feudal. Pero no es sino hasta el surgimiento de la sociología del pensamiento, cuando figura como una estructura mental deformada, que no guarda relación con la realidad.  Estas particularidades no deben dejarse de lado; pues demuestran que la única forma de comprobar que una forma del conocimiento es verdadera, radica en la práctica sobre un periodo de la historia determinado.

10. La búsqueda de la realidad por medio del análisis ideológico y utópico


La concepción de una ideología deformada, remite a la necesidad de comprobar una idea por su congruencia con la realidad según la variedad de interpretaciones que se pueden presentar. El recurso del relacionismo dinámico permite entender la variedad de percepciones, y con ello, conocer la situación general de cierto tiempo histórico. Finalmente, la intelección, por el hecho mismo de ser humana, no tiene un carácter supratemporal ni absoluto. Su estudio correspondiente, debe ser en la medida de tal noción.

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