3.10 Mannheim, Condiciones sociales e ideología – Mireille Lescieur

Bitácora de la sesión del 3 de octubre
Versión de Mireille Lescieur Martínez

La clase comenzó con las dudas que surgieron al leer el texto de Mannheim, iniciando con la pregunta que hizo Darío Cruz: Cuando se habla de la concepción valorativa de la ideología, y se habla de la idea de que el conocimiento no es perfecto, se encuentra en una dinámica histórica, ¿es verdad que la dinámica histórica no puede abarcar la concepción de leyes respecto al comportamiento de los fenómenos humanos? Agregó como ejemplo el concepto de praxis de Marx, diciendo que es un concepto, a su parecer, transhistórico, ya que se puede comprender todas sus funciones sin importar en la época que nos encontremos. ¿Por qué entonces el autor habla de la aplicación de leyes al conocimiento humano de este tipo de revistas históricas, como lo plantea Marx? 

El profesor contestó negativamente. Si para el autor existe una impresión histórica o  historicista de los acontecimientos, entonces, no puede hablar de categorías que vayan más allá de la propia historia, e incluso hablar de categorías transhistóricas o suprahistóricas es completamente erróneo para el autor. Mannheim menciona que tú puedes postular en este momento una categoría transhistórica, porque ya existe una situación sociohistórica en la cual estás viviendo: es esta la que te llevará a cierto tipo de inquietudes intelectuales. Mannheim no se pronuncia sobre el fondo del asunto si existe o no una correspondencia entre la afirmación de “x”  y la cosa llamada x; más bien se pregunta por qué nos interesa esta relación. Puede ser por la tensión de clases, que tendrá una serie de respuestas a partir  de los intelectuales de la Edad Media. En la actualidad, el lugar de los intelectuales se asocia más con la política, debido a la democratización de los medios de conocimiento. Mannheim no contesta de forma negativa a esta formulación, más bien habla de las condiciones que permiten la formulación de una determinada pregunta o respuesta.

Continuando con la dinámica, Ana Karen León realizó una pregunta de la sesión anterior (sobre Ricoeur), acerca del modelo convencional que se había mencionado entre las ideologías. No logra haber una comprensión de las ideologías, sino una aceptación de lo que dice otro. En cambio, Mannheim habla de una discusión política directa, das tu opinión, qué representa tu verdad y tu opositor o interlocutor está equivocado; el profesor contestó que bajo cierta perspectiva ideológica o más de entender la ideología de acuerdo con Ricoeur son tres las opciones.
  1. Formación: su modelo es de sospecha
  2. Integración: tiene como modelo la conversación
  3. Legitimación:  habla del sistema cultural

El autor se basa en Geertz, quien, para no mezclar diferentes tipos de ideología propone hablar de las ideas que tiene un grupo: no se van a analizar partiendo del supuesto que son meros prejuicios, sino de la serie de ideas que tiene el otro grupo considerando que de alguna manera son válidas. Se necesita postular que las ideas que tienen otros ayudan a darle sentido a su mundo y por eso la interpretación es adecuada a partir del modelo conversacional, porque en una conversación donde queremos saber cuál es el punto de vista del otro, lo que hacemos es suspender nuestro juicio de valor sobre aquello que piensa el otro.

Dando inicio a la exposición del texto, se desarrollarían 3 puntos:
  1. Planteamiento del problema de las ciencias sociales, en específico una sociología del conocimiento (que busca solucionar la ciencia).
  2. Las dos explicaciones respecto de los antecedentes en la sociología del conocimiento ¿Cuáles son estas dos explicaciones? La mecánica y la genética.
  3. Apuntes del autor en torno a la relación siempre problemática entre política y ciencia.

I. El problema de la sociología del conocimiento

En su prefacio al libro de Mannheim, Louis Wirth señala la perspectiva global del autor: pone de relieve la relación entre el estudio de las ciencia sociales y la secularización, una relación que implica una peligrosidad. Hay un peligro entre la vinculación de las ciencias con el momento histórico, en específico con las ciencias sociales, debido a que a diferencia de las ciencias naturales, usando la división del siglo XIX, ciencias naturales y ciencias del espíritu o humanidades, nos lleva a que el estudio de las ciencias naturales no tiene una incidencia directa en el modo en que concebimos el mundo. Tal influencia puede ser indirecta, por ejemplo, cuando se postuló que era falsa la creencia de que el Sol giraba alrededor de la Tierra, en función de ciertos estudios astronómicos de Copérnico. Hubo una condena de la institución oficial de la religión hacia estas nuevas creencias; las creencias del orden natural pueden tener efectos, de igual forma producir una incomodidad en la forma que se organiza una sociedad por la introducción de esos conocimientos. Pese a esto los grupos no dudaron de sus creencias, a medida que se descubre algo van modificando sus creencias. En cambio en las ciencias sociales se cuestiona el fundamento mismo de la autoridad, y bajo esta perspectiva son sumamente peligrosas.

Wirth menciona que Mannheim destaca la peligrosidad de las ideas para el mantenimiento de un orden social, además de poner en relieve que lo importante no es lo que para todos resulta motivo de conflicto, sino lo que resulta motivo de acuerdo; desde una perspectiva crítica, las ciencias sociales se preguntaran por qué estamos de acuerdo en eso, por lo que las ciencias sociales van a investigar los prejuicios, los supuestos de las ideas compartidas de un grupo; por ejemplo, hasta hace poco se tenía la creencia de que la mujer era inferior al hombre, como ser humano por lo que la idea de que estudiara una carrera universitaria era imposible ya que no eran capaces. Esto era algo evidente para todas las naciones, por lo que podemos ver la peligrosidad de las ciencias sociales, ya que van a hacer notar este tipo de prejuicios compartidos.

Para entrar a la explicación del texto, se menciona la primera línea de el libro de Mannheim: este libro trata de resolver el problema de cómo piensan realmente los hombres.  A pesar de que ya existían diversos tratados en donde se decía “cómo” pensaban realmente los hombres, Mannheim cree que esas explicaciones no son suficientes,o están incompletas: por ejemplo, el pensar que los hombres piensan según las reglas de la lógica es completamente falso, ya que no pensamos siguiendo silogismos.

Ante el problema clásico de la epistemología (“¿cómo un sujeto conoce un objeto?”), tenemos dos aproximaciones: la primera es de orden lógico, “¿cuál sería el fundamento mismo de las afirmaciones del conocimiento?”; la segunda aproximación es de orden práctico.

Mannheim señala que lo primero que encontramos es el conocimiento científico (lógica, retórica, filosofía) y por otro lado, cuando la lógica, filosofía o la retórica se tienen que enfrentar a una cuestión práctica, se aplican otros conocimientos que no tienen nada que ver con ellas. Por ejemplo, el método que desarrolla Descartes, la duda metódica, consiste en dudar de todo lo que se le presenta: como tengo opiniones contradictorias voy a dudar de todo, hasta encontrar algo verdadero, todo estará en suspenso. Pero ello no impedirá que Descartes, cuando tiene hambre salga a comprar una manzana.

Además de las opiniones tenemos las percepciones, que se supone es lo mas seguro que se tiene. Si bien la percepción pueda también ser falsa, ya que puede engañar, lo cierto es que el acto de la percepción es real. Pero si lo que estoy percibiendo es un sueño —¿cómo sé yo cuándo estoy despierto y cuándo estoy dormido?—, de inmediato no notamos la diferencia entre estar despierto y estar dormido, ya que cuando estás dormido tienes la sensación de estar viviéndolo, por lo que creo en realidad estar despierto. Sin embargo, lo que encuentro en el sueño está hecho por cosas que existen, como un unicornio, concepto en el que mezclo al caballo y al cuerno. O tal vez somos el objeto de la manipulación de un genio maligno, que controla todo a mi alrededor, para hacerme creer que en efecto existen esas cosas cuando en realidad no existen. Con todo, este genio maligno no nos puede engañar respecto del hecho de que estoy preguntando, y si estoy preguntando, estoy dudando, y si estoy dudando, estoy pensando, y si pienso, existo.

En el nivel práctico se desarrolla un nivel de conocimiento distinto y es esto lo que pondrá en cuestión Mannheim, quien afirma: existen formas de pensamiento que no se pueden comprender debidamente mientras permanezcan oscuros sus orígenes sociales. En cambio con la ciencia se puede ser lo más crítico y llevarlo hasta la radicalidad; en el nivel práctico ¿podemos usar un método científico? o preguntarnos el ¿por qué los hombres piensan lo que piensan? Científicamente lo puedes contestar la pregunta y encontrar nuevos fundamentos y volver a cuestionar.

Teun van Dijk hace una relación entre el grupo, el individuo y, en medio de estos, el modelo social, con la intención de responder a lo que Mannheim plantea. La razón es que lo que piensa un grupo, no lo piensa “un grupo”, son ideas individuales que integran al grupo; pero si las ideas que tiene un grupo, no son las ideas del grupo, sino las ideas que tiene cada uno de los integrantes ¿qué es lo que hace que un grupo tenga esas ideas compartidas?

Desde la perspectiva de Teun van Dijk este modelo social tendrá que ver con la memoria colectiva. Pero Mannheim intenta plantear el verdadero problema: ¿cómo es que un grupo o individuo tiene ideas a las cuales no llegó por sí mismo? Parece correcto pensar lo contrario, esto es, que el individuo es el que piensa y no existe un grupo, ni tenemos una  ideología.  Pero al no existir un pensamiento colectivo, no significa que cada uno de nosotros llegó a las ideas que tiene de manera individual, y como me planteo que existe el pensamiento colectivo, es ahí donde surge ¿cómo piensa el hombre?  

La ideas que tenemos cada uno de nosotros no nos vinieron a la mente simplemente de la nada, ni a partir  de la experiencia con los objetos; por lo que Mannheim propone una sociología del conocimiento que intenta:
  1. Captar el pensamiento dentro de su marco socio histórico;
  2. No separar el pensamiento del colectivo, es decir las personas están determinadas por su posición frente al grupo;
  3. Controlar aspectos que anteriormente eran incontrolados en el individuo.
Mannheim sigue la formulación de Hegel que establece en su Filosofía del derecho: “todos somos hijos de nuestro tiempo”. El hombre piensa lo que piensa por el pensamiento colectivo existente que los obliga a pensar de esa manera. Lo que Mannheim dirá, usando el supuesto hegeliano, es que formulamos ciertos problemas porque estamos en ciertos tiempos, en otros momentos histórico no nos  vamos a plantear las mismas preguntas.

Esto se aplica a la sociología del conocimiento, ya que esta requiere ciertas condiciones como una multiplicidad de formas de pensar, la cual es posible sociohistóricamente de dos maneras: por una parte, cuando existe una movilidad horizontal, esto es, la posibilidad de cambiar de rol social sin cambiar de clase, cambiar de lugar, que genera una confrontación de ideas para establecer cuál es la verdad, mi nuevo rol entra en conflicto con el anterior, porque es distinta la forma en que me subjetivo como artesano a como lo hago como campesino: sus formas mentales son distintas. Por otra parte, una movilidad vertical, que es la posibilidad de cambiar de clase, que permite que ciertos estratos cambien a uno superior o a uno inferior; la confrontación será mayor dado que la experiencia subjetiva va a ser mucho más diferente.

Mannheim pone de ejemplo que en la Edad media el campesino se relaciona diferente con la religión, la entiende de manera distinta a como lo hace un aristócrata o un sacerdote, pues tienen modos distintos de experimentar un mismo objeto. Es por esta confrontación por la que la sociología del pensamiento no surge antes, ya que, requería una aguda confrontación en los modos de pensar y concebir, donde el modo de subjetivarse de cada persona es distinta. Mannheim aplica el método a sí mismo, analizando el contexto donde fue posible que esta ciencia surgiera con él como científico. Habrá dos factores:
  1. El marco de movilidad horizontal y movilidad vertical, en las sociedades industriales, donde vive el autor;
  2. Una casta de intelectuales. A diferencia de la función que tenían en la Edad media como legitimación del régimen, o disputar sobre ciertas cuestiones que nada tenían que ver con la práctica, separado de la experiencia, en la modernidad, con la  ruptura en el orden religioso, la Reforma, el descubrimiento de América y otros acontecimientos, comienza una confrontación en la que cada cual va a necesitar legitimar su propia posición.

II. Dos explicaciones respecto de los antecedentes en la sociología del conocimiento

La epistemología es el estudio o teoría del conocimiento, pero como ciencia es resultado de la modernidad. Debido al aumento de significados de un objeto, cada quien lo veía o tenía una perspectiva distinta, por lo que surge como ciencia, con su problemática ya clásica: ¿como un sujeto puede conocer un objeto? Anteriormente nadie se cuestionaba pues era una verdad común, hasta que alguien comenzaba a cuestionar, esto como resultado de la movilidad tanto horizontal como vertical.

Antes para conocer se ponía completo énfasis en el objeto, ya que era este el que nos permitía saber si se correspondía o no con la creencia verdadera; pero
cuando empieza haber muchas perspectivas sobre el objeto, como es el sujeto el que va a decidir cuál de ellas es la adecuada, se traslada el énfasis al sujeto. Esto parte del supuesto de que el sujeto es mucho más inmediato que el objeto. Por ejemplo, si quiero conocer una mesa lo más inmediato es que yo la percibo, por lo tanto la mesa no es lo más inmediato, sino el hecho de que percibo la mesa, algo que corresponde a las estructuras de conocimiento. Esto llevará precisamente a que se enfatice el sujeto sobre el objeto. Sin embargo, en la historia del pensamiento, esto llegó a ser cuestionado pues el sujeto no es lo más inmediato, ya que, cuando percibimos algo no tenemos de manera inmediata al sujeto como referente, como sabemos que el sujeto de conocimiento no es el más inmediato o como dice Mannheim no es el punto de partida.

¿Cómo sé yo cuáles son mis percepciones internas y cuales son las externas? Tengo que postular mis percepciones internas como externas para yo saber qué es lo que siento. Necesito hacerlo algo externo para verlo desde fuera y poderlo analizar: entonces lo estoy postulando como un objeto de estudio; por lo que lo interno no puede ser lo más inmediato. Mi percepción no incluye todo lo real, sino sólo una parte. ¿Cómo distingo esa parte de lo real del resto de lo real?  Tengo que tener cierta noción de lo que hay afuera, porque lo interno puede ser lo más inmediato pero suponen una idea de cómo ver el mundo y es por eso que la epistemología progresivamente fue tendiendo a la psicología, para entender esta percepciones internas, respecto de cómo funcionaba la mente.

Hay dos explicaciones de cómo funciona la mente:
  1. Mecánica: una reacción externa corresponde a una reacción interna; o una reacción interna se corresponde con una reacción externa. Por ejemplo, que se vaya la luz y escuchemos a lo lejos un aullido y todos vamos a sentir miedo: hay una causa y hay un efecto.
  2. Genética: consiste en que el pensamiento está determinado por sus orígenes. La refutación que hace Mannheim a esta explicación es que la vida, obra y milagros de Pitágoras en nada me sirven a mí para explicar el teorema de Pitágoras. Sin embargo, las verdades de las matemáticas son verdades formales, mientras que todo aquello que requiera comprensión, es decir todas las ideas en sentido estricto que requieren ser comprendidas, sí están determinadas sociogenéticamente.

Este método tiene ciertas limitaciones: es que todo sentido debe comprenderse a la luz de su génesis. Conociendo su origen y su momento histórico, se descubre cómo pensaban efectivamente los hombres. Pero no basta conocer al individuo: se requiere también del conocimiento de su grupo y de su historia.

Mannnheim plantea de una manera general este acto cognoscitivo, que no es simplemente contemplativo, porque tiene motivaciones ocultas. Así como el sujeto es capaz de darse cuenta de manera inmediata de sus  percepciones internas, también lo hace respecto de los objetos que elige para estudiar: es el marco sociohistórico de un  autor en el sentido hegeliano, de que cada quien es hijo de su tiempo, en que se le puede dar justificación a lo que hacemos.

Mannheim está haciendo alusión al modo tradicional de concebir la verdad, que es la correspondencia de un intelecto y una cosa. La verdad se estudia en primer lugar por sí misma, no por los beneficios que de ella se derivan. Eso es toda la tradición hasta la modernidad. Lo que está mostrando Mannheim es que esto es falso, pues de una u otra manera hay motivaciones en los científicos y filósofos que los llevan a preferir los estudios de ciertos objetos y no de otros. Si hay motivaciones ocultas, por lo tanto no puede hablarse de que se busque la verdad “por la verdad misma”. Una de las motivaciones ocultas por excelencia para elegir determinados objetos de estudio y no otros se llama ideología.

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