Resumen. Williams, Base y superestructura – Versión de Estefanía Rojo

Raymond Williams, Marxismo y literatura, Barcelona, Península, 1988, Capítulo II, 1-4, pp.93-120.
Síntesis y resumen de Estefanía Rojo Romero

Síntesis

A partir del marxismo se trata de desarrollar una de las concepciones de la ideología, que tiene su fundamento en la discusión sobre base y superestructura. Estas muestran la relación entre las condiciones materiales y las creencias de las personas. El pensamiento del individuo no es independiente, sino que está determinando por su medio social. Esta determinación puede tener límites o ejercer una presión sobre el individuo para realizar ciertas acciones. Las fuerzas productivas parecen dar un tono de autosubsistencia, sin embargo no sólo se satisfacen necesidades sino que también se van creando nuevas necesidades. En esta situación de base-superestructura, por medio del arte se puede reflejar la realidad.

Resumen

1. Base y superestructura


El enfoque moderno de la teoría marxista de la cultura debe considerar la proposición de una base determinante y una superestructura determinada. Aunque se debería comenzar por la proposición de que el ser social determina la conciencia. La utilización originaria del término superestructura es calificada como “legal y político”. Se dice además que hay formas definidas de conciencia social que corresponden a ella (entsprechen). La transformación de la inmensa superestructura dentro de la revolución social, que comienza a partir de las relaciones de producción, es un proceso en que los hombres toman conciencia de este conflicto y lo combaten mediante formas ideológicas.

Pero existe una utilización más primitiva de superestructur. Afirma Marx: “Sobre las numerosas formas de propiedad, sobre las condiciones sociales de la existencia, se erige una superestructura de sentimientos, ilusiones, hábitos de pensamiento y concepciones de vida variados y conformados...” En este caso la superestructura es toda la ideología de la clase, su forma de conciencia; sus modos constitutivos de comprenderse dentro del mundo. A partir del uso de este término y el posterior uso que se hizo de él, fue posible considerar tres sentidos de la superestructura:

a) Las formas legales y políticas que expresan verdadera relaciones de producción existente;
b) Las formas de conciencia que expresan una particular concepción clasista del mundo;
c) Un proceso en el cual los hombres tomen conciencia de un conflicto económico fundamental y lo combatan.

A su vez estos tres sentidos dirigirán nuestra atención hacia: a) las instrucciones; b) las formas de conciencia; c) las prácticas políticas y culturales. Evidentemente estas áreas están relacionadas y en el análisis deben interrelacionarse, sin embargo este término es aplicado a cada área de forma alternativa. La utilización de este término es metafórico, es decir, lo que expresa es el importante sentido de una superestructura formal y visible que podría ser analizada por sí misma pero que no puede ser comprendida desconociendo que se apoya en un fundamento. Se dieron diversas acepciones para nombrar una parte de la relación pero no se correspondía con la otra parte de la relación; aunque se tenía en cuenta que la verdadera significación de la superestructura era variable.

Durante el período de transición de Marx hasta el marxismo; y luego durante el desarrollo de las formulaciones explicativas y dialécticas, las palabras utilizadas en las exposiciones originales fueron proyectadas como si fueran conceptos precisos; y en segundo lugar como si fueran términos descriptivos de áreas observables de la vida social. Esto ocasionó diversos problemas en las exposiciones ya que se manipulaba una correlación temporal o se forzaba la metáfora. Dentro de las formulaciones teóricas de este período, lo que falta es un adecuado reconocimiento de las conexiones indisolubles que existen entre producción material, actividad e instituciones políticas y culturales y la conciencia. La síntesis clásica de la relación entre la base y la superestructura es la distinción de Plejanov de cinco elementos consecutivos: 1) el estado de las fuerzas productivas; 2) las condiciones económicas; 3) el régimen sociopolítico; 4) la psiquis del hombre social; 5) las numerosas ideologías que reflejan las propiedades de esta psiquis.

Sin embargo existe un error al decir que son elementos consecutivos ya que no son áreas o elementos separados, sino actividades y productos totales y específicos del hombre real. Los analistas ortodoxos comenzaron a pensar en la base y en la superestructura como entidades concretas separables, perdiendo de vista los procesos constitutivos cuya acentuación debió haber sido función especial del materialismo histórico.

Dentro del marxismo, la insatisfacción persistente que produjo la proposición de base y superestructura ha sido expresada por una repetida revaluación y reajuste de la superestructura. Aunque la dificultad radica en la extensión originaria de los términos metafóricos en función de una relación inmersa en categorías abstractas o en áreas concretas entre las cuales se buscan las conexiones y se señalan las complejidades o las autonomías relativas. Por ejemplo: “La base es un modo de producción en un estadio particular de su desarrollo”. Este particular estadio de modo de producción no es uniforme o estático. Entonces sólo cuando comprendemos que la base es en sí misma un proceso dinámico e internamente contradictorio, podemos liberarnos de la noción de un área o categoría con ciertas propiedades fijas para la deducción de los procesos variables de una superestructura.

Por lo tanto no tienen que ser estudiadas la base y la superestructura, sino los procesos específicos e indisolubles dentro de los cuales la relación decisiva es la expresada por la idea de “determinación”.

2. La determinación


La determinación dentro de la teoría cultural marxista es un problema muy difícil, ya que el marxismo es un tipo de teoría reductiva y determinista; no existe alguna actividad que no sea real y significativa por sí misma, sino que es reducida a una expresión directa o indirecta de algún contenido económico precedente y predominante o de un contenido político determinado por una situación o posición económica.

El sentido fundamental de la palabra “determinar” es fijar términos o fijar límites. En su desarrollo extraordinariamente variado es el sentido de poner un límite y situar un fin a alguna acción. El sentido de exterioridad es decisivo en el desarrollo del concepto de “determinismo”, en el cual algún poder (Dios, la Naturaleza o la Historia) controla el resultado de una acción; éste es el determinismo abstracto, diferente del determinismo inherente en el cual el carácter esencial de un proceso o las propiedades de sus componentes son conservados para determinar su resultado; el carácter y las propiedades son “determinantes”.  La idea abstracta presupone la imposibilidad de los participantes en una acción. La idea científica presupone características inalterables o relativamente fijas; el cambio consiste en alterar las condiciones y las combinaciones.

La diferencia entre “determinación como fijación de límites” y “determinación en el sentido de las leyes de un proceso total sujeto a un desarrollo inherente y predecible” reside en el grado en que las condiciones objetivas son comprendidas como externas. Dentro del marxismo, desde el momento en que las condiciones objetivas son resultado de las acciones del hombre en el mundo material, la verdadera distinción sólo puede darse entre la objetividad histórica y la objetividad abstracta.  Esta objetividad abstracta constituye la base de lo que dentro del marxismo ha sido ampliamente conocido como “economismo” que es la experiencia histórica de la economía capitalista en gran escala a partir de la cual muchas personas llegaron a la conclusión de que el control del proceso estaba más allá de ellos; y de que al menos en la práctica era exterior a sus voluntades y deseos por lo tanto debía ser comprendido como un proceso gobernado por leyes propias. El determinismo abstracto debe considerarse en cierto sentido determinado, es decir, que está condicionada por su experiencia de verdaderos límites históricos. La diferencia que existe entre las leyes naturales “determinadas” y los procesos sociales “determinados” fue descuidada debido a una confusión del idioma y también debido a una experiencia histórica específica.

La sociedad o el acontecer histórico no pueden ser abstraídos de los individuos ni de las voluntades individuales. Una separación de esta naturaleza conduce directamente a una sociedad objetivista, enajenada, de funcionamiento “inconsciente” y a una comprensión de los individuos como presociales. Es aquí donde el concepto de determinación resulta fundamental, ya que la práctica de la determinación no es sólo la fijación de límites, sino también  el ejercicio de presiones, hacer algo en un acto de voluntad y propósito. Dentro de un proceso social, estas determinaciones positivas, pueden ser experimentadas individualmente pero que son actos sociales; mantiene relaciones muy complejas con las determinaciones negativas que son experimentadas como límites.

Por lo tanto la sociedad no sólo limita la realización social e individual, sino que fomenta el proceso constitutivo con presiones poderosas que se expresan en las formaciones culturales, económicas y políticas; y para asumir la dimensión de lo constitutivo son internalizadas y convertidas en “voluntades individuales”. La determinación de este tipo se halla en el proceso social en su totalidad. Toda abstracción del determinismo basada en el aislamiento de categorías autónomas es en consecuencia un engaño de los determinantes específicos y asociados que constituye el verdadero proceso social.

3. Las fuerzas productivas


Este concepto es importante en Marx y en todo el marxismo posterior, pero también es un concepto variable. La dificultad consiste en que las palabras clave producir, producto, producción, productivo sufrieron un desarrollo especializado durante el avance del capitalismo.

¿Qué es una fuerza productiva? Son todos y cada uno de los medios de la producción y reproducción de la vida real. Puede ser considerada como un tipo particular de producción agraria o industrial, aunque alguna de estas es en cierto modo de cooperación social, aplicación y desarrollo de cierto volumen de conocimiento social. La producción de esta cooperación social es llevada a término por las fuerzas productivas. En todas las actividades que realizamos dentro del mundo no producimos únicamente la satisfacción de nuestras necesidades, sino también nuevas necesidades y nuevas definiciones de necesidades. Dentro de este proceso histórico humano nos creamos a nosotros mismos y producimos nuestras sociedades; y es dentro de estas formas variables  y en desarrollo donde se realiza la “producción material”.

Vivimos en una sociedad en la que las fuerzas productivas parecen constituir un mundo “autosubsistente”. Analizando el funcionamiento de éstas fuerzas resulta sencillo caer en una descripción de las mismas como si fueran universales y generales. En consecuencia, el marxismo toma el color de un tipo de materialismo burgués. Podrían aislarse las fuerzas productivas (digamos, la industria), considerándolas como si fueran independientes. La subordinación de las actividades humanas a los modos y normas de las instituciones capitalistas se volvió cada vez más efectiva.

Lo que suprime cualquier noción de un orden autosubsistente es el carácter material de las fuerzas productivas, que son las que producen una versión de la producción de estas características. Si la producción, en la sociedad capitalista,  es la producción de mercancías para un mercado, entonces pueden hallarse términos diferentes pero engañosos para cualquier otro tipo de producción y de fuerza productiva. Es importante especificar, dentro del análisis cultural, los efectos negativos de la versión especializada de las fuerzas productivas y de la producción.

4. Del reflejo a la mediación


La consecuencia habitual de la fórmula base-superestructura, con sus interpretaciones especializadas y limitadas de las fuerzas productivas y del proceso de determinación es una descripción del arte y del pensamiento considerados como un “reflejo”. Puede decirse que el arte refleja el mundo verdadero. El arte puede ser entendido como lo que refleja la naturaleza interior del mundo o sus formas constitutivas; y puede ser entendido como reflejo del mundo tal como es visto en la mente del artista.

La verdadera función del arte fue definida en términos del realismo. El arte reflejaba la realidad, que era la producción y reproducción de la vida, ahora descrita como la base y con el arte como parte de su superestructura. La producción del arte fue incorporada a una doctrina objetivista, estática dentro de la cual la “realidad”, el mundo real, la base, podrían conocerse separadamente por medio de los criterios de la verdad científica.

El materialismo surge para ocupar una posición de desafío fundamental contra las concepciones mencionadas. Si el mundo real es material, puede ser visto en sus formas constitutivas y el reflejo será el reflejo de una realidad material. Esto puede conducir al concepto de un reflejo falso en el que hay algo (la metafísica, la ideología) que evita el verdadero reflejo.

Por otra parte, la mediación intentaba describir un proceso activo. La distinción existente entre lo mediato y lo inmediato había sido desarrollada acentuando la mediación como conexión indirecta o medio entre diferentes tipos de actos.

El cambio involucrado en la mediación puede ser una cuestión de expresión indirecta: las realidades sociales son proyectadas y el proceso de su recuperación consiste en trabajar nuevamente con sus formas originarias a través de la mediación. Si quitamos de en medio los elementos de la mediación se hará evidente un área de realidad y en consecuencia el área de los elementos ideológicos que distorsionaban su percepción.

Por lo tanto la mediación es un proceso positivo dentro de la realidad social antes que un proceso agregado a ella por medio de la proyección, el encubrimiento o la interpretación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario