24.08 Williams, Determinación, base y superestructura – Versión de Flor Mayén

Bitácora de la sesión del 24 de agosto
Versión de Flor Maribel Mayén Muñoz

La sesión del día 24 de agosto comenzó con un planteamiento sobre Base y superestructura. Después se profundizó sobre la implicación de que la base sea la determinante de la superestructura, y por último se explicaría el concepto de «fuerzas productivas».

Base y superestructura

Marx se basa en una teoría de la cultura que relaciona a la base con la superestructura. La metáfora que plasma la realidad social es la de un edificio. Esta teoría sugiere como inicio la creación de una base, que representa a las relaciones sociales del hombre, y una superestructura, que involucra a las religiones, la cultura, las instituciones... Hay una relación entre las condiciones materiales y las creencias del hombre: la cuestión está en saber cuál factor define el comportamiento del hombre. Si queremos describir creencias para dar cuerpo sustantivo a la ideología, hay tres planteamientos:

Primero, si las condiciones materiales están separadas de las creencias, entonces no tiene caso estudiar el medio económico y aspectos relativos, porque lo que importa es lo que dicen los hombres.

Segundo, cuando las condiciones materiales condicionan a las creencias. En una comunidad primitiva, entre los «yanomami», dado que los alimentos están restringidos, conviene que haya hombres aguerridos para proveer a sus familia. Su carácter violento debe mantenerse de igual manera dentro y fuera de las relaciones familiares. La escasez de los alimentos es la condición material que ayuda a entender por qué en este caso es aceptado y promovido que los varones golpeen a sus mujeres y ellas incluso presuman las heridas.

Tercero, cuando las creencias determinan los hechos. La influencia de las ideas ilustradas en los movimientos de independencia. En este caso los hechos se transformaron en consecuencia de la influencia de ideales de igualdad, libertad y fraternidad.

En una cuarta posibilidad señalada por Eagleton, se dice que los hechos están en función del discurso pero al mismo tiempo el discurso está condicionado por ellos. Los hechos son las condiciones materiales (base) y los discursos son creencias del hombre (superestructura). Hay una relación causal que va de la base a la superestructura. Las condiciones materiales, económicas, determinan –según el dicho de Engels– «en última instancia» a la superestructura.

La superestructura son las ideas y creencias de la sociedad. Hay tres aspectos que pueden establecer este concepto:

1. Superestructura como una serie de instrucciones, como la legalidad, que son un conjunto de normas en que se expresan las relaciones de producción en las sociedades.
2. Superestructura como forma de conciencia en donde comienzan diferencias entre intereses económicos de trabajadores y patrones: Ideología capitalista (intereses de la burguesía) contra Ideología socialista (intereses de la clase «universal»).
3. Formas de práctica política: significa la conciencia de los conflictos que se dan entre obreros y patrones.

Estas tres maneras de definir a la superestructura dependen de la base porque están relacionados con conflictos de orden económico. Sin embargo, hay deficiencias en la dicotomía por tratarse de una metáfora. Imaginar que un edificio no tiene cimientos (base) no tiene sentido. Es una cuestión que ya esta condicionada desde un principio y te induce a concluir algo que ya se planteó desde que se hizo la proposición. El hecho no puede responder a las condicionantes.

La superestructura está conformada por las artes, la ciencia y todo lo que hace el hombre y es múltiple, en contraste con la base, única, de las condiciones materiales. Cuando la economía determina a la conciencia (que es el pensamiento del hombre), y esta a su vez determina a la política (es decir, ideas acerca de la política), se forma una  relación causal de uno sobre otro, lo cual no nos permite conceptualizar con precisión a la conciencia y a la política. En cuanto metáfora, la distinción entre base y superestructura es útil para imaginar el funcionamiento de lo social, pero resulta insuficiente porque no se trata de una descripción en sentido estricto. Raymond Williams reflexiona el hecho de que la metáfora es estática, pues los edificios no se mueven de lugar y la humanidad, en cambio, se ha transformado. En esta  propuesta no se pueden explicar cambios sociales pareciendo que la política establece a la conciencia y esta a su vez define a las actividades económicas.

No hay un método preciso para conocer las ideas específicas de la gente, a diferencia de lo económico, para lo cual existe un procedimiento riguroso (el materialismo histórico). El arte parece no corresponderse con la base de reproducción social, como en Grecia.

Determinación

Marx utiliza el adjetivo bestimmt que significa “determinado”, que responde a un principio de exterioridad. Ejemplo: Dios determinó nuestros rasgos; o la  determinación que tenemos de nuestros padres, de cualquier forma. Estamos determinados por aquellos que nos rodean. La exterioridad en este caso se divide en dos partes: las condiciones materiales (el determinante) y el hombre (lo determinado). Williams ofrece dos maneras de entender el concepto de determinación: como la acción de fijar límites (que pueden abrir posibilidades o cerrarlas) y como un proceso.

Las leyes de un proceso son condiciones objetivas y se entienden como determinaciones abstractas y determinaciones históricas. Las determinaciones abstractas son una serie de procesos que nos determinan y son independientes de cómo las concebimos. Ejemplo: la Economía sigue sus propias leyes independientemente de lo que se crea de ellas.

En referencia a los comentarios de Marx sobre la Filosofía del Derecho de Hegel, el profesor mencionó que la conciencia de la opresión vuelve más opresivas las condiciones (y mueve hacia la revolución). El marxismo intenta por ello describir la condición para cambiarla. Al darse cuenta de que ya existe un conflicto entre clases, adquiere el proletariado conciencia de lo que es.

Hay una creencia de que el individuo está aislado de la sociedad, pretendiendo desentenderse de la sociedad. La contradicción se halla  en que el hombre cree que el bien común es ajeno a sí mismo.

Algunos compañeros preguntaron si no había forma de invertir el papel de la base sobre la superestructura, en la cual el hombre pudiera decidir  las condiciones materiales  a partir de las ideas. El profesor contestó que el cambio de ideas no puede –por sí solo– cambiar las condiciones históricas.

Hay de dos tipos de determinaciones objetivas históricas: las negativas, que son las condiciones que fijan límites, como en la frase de Hegel de que “somos hijos de nuestro tiempo”; positivas, en cambio, son las condiciones en las que la sociedad presiona e implican una internalización de las condiciones materiales, como la aceptación de la política de género. Es como cuando el hombre se niega a concebir que los hechos fueron, son o pueden ser de otra manera.

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