Resumen. van Dijk, Ideología 24-27 – Versión de Adriana Chávez

Teun van Dijk, Ideología, Una aproximación multidisciplinaria, Barcelona, Gedisa, 1999, capítulos 24-27 y 29, pp.295-344 y 391-400.
Resumen y síntesis de Luz Adriana Chávez Servín

Síntesis

Las ideologías son consecuencia de la voluntad de las personas por entender la realidad y desempeñarse en sociedad. Estas se comparten con otros como formas de cognición social y también son producidas socialmente con otros como miembros de grupo. La expresión ideológica en el discurso ya sea directa o indirecta, implícita o explícita principalmente tiene una función persuasiva en la cual los emisores buscarán legitimar  sus creencias, es decir,  buscarán cambiar la mentalidad de los receptores de modo que esta sea congruente con sus propias creencias. Por lo regular estos discursos tenderán a resaltar los malos actos de ellos y nuestros buenos actos, de este modo también se buscará la deslegitimación, la cual  tendrá como objetivo la desprogramación ideológica y la implantación de nuevas creencias. En general, los tópicos en el discurso son útiles en la formación de las ideologías debido a que serán recordado posteriormente con mayor facilidad por el receptor. Por otro lado, el contexto tiene un papel muy importante debido a que este, por decirlo así, moderará la forma en que nos manejamos, por lo cual en ocasiones un contexto funcionará ideológicamente y en otras puede no tener esa función.

Resumen

De la cognición al discurso


Producción del discurso


La producción del discurso implica un conjunto de representaciones y operaciones complejas las que, conjuntamente, pueden considerarse teóricamente como una unidad de producción de discurso en la mente. Esta unidad tiene tres módulos principales.
  • Pragmático: cuando las personas quieren hablar o escribir, construyen primero un modelo de contexto relevante. Este modelo selecciona la información relevante de las creencias del hablante sobre la situación social. El modelo de contexto, específico de actos de habla que adecuados deben ser realizados, y generalmente provee la información que se necesita en los otros módulos.
  • Semántico: provee la información necesaria para la construcción del significado del discurso. Puede recurrir prácticamente a todas las representaciones en las memorias personal y social. Generalmente, entonces, se selecciona sólo un pequeño fragmento de la información contextualmente relevante de los modelos de acontecimiento para la construcción del significado del discurso.
  • Formulación: toma el producto de los módulos pragmático y semántico y genera emisiones reales en una lengua natural dada, utilizando las diversas reglas discursivas, la gramática y el léxico de esa lengua. La producción es lineal, y prosigue palabra por palabra, frase por frase, cláusula por cláusula, traduciendo gradualmente unidades de representaciones semánticas, tales como conceptos o proposiciones, a expresiones léxicas en su orden gramatical apropiado.

Las ideologías subyacentes controlan otras representaciones sociales, tales como las actitudes, las que a su vez pueden influir en las opiniones de los modelos de contexto y acontecimiento que finalmente definen el contenido de los módulos de producción del discurso.

La producción y la reproducción discursivas e ideológicas, entonces, marchan paralelas pero, al mismo tiempo, se ha mostrado que la expresión de las ideologías usualmente requiere varias etapas. La comprensión del texto y la conversación puede contribuir a la construcción de representaciones mentales. La cuestión ahora es cómo las ideologías pueden interferir en estos procesos. Nuevamente, hay varias maneras en que esto puede suceder.
  • Expresión directa: este es, por ejemplo, el caso de los discursos ideológicos explícitos, tales como la propaganda, el análisis teórico, y de los discursos en los cuales la explicación, justificación o legitimación ideológicas están en juego. Las personas, en ese caso, hablan, en primer lugar, como miembros de un grupo, y expresan aquello en lo que "nosotros" creemos.
  • Expresiones directas particularizadas: las justificaciones a menudo incluyen esas expresiones  como una estrategia de autopresentación positiva. Las personas pueden comenzar una afirmación, por ejemplo, sobre minorías diciendo "Yo no tengo nada en contra de las minorías, pero... ". En términos formales, esto significa que variables se reemplazan por constantes.
  • Expresiones directas de actitudes ideológicas: por ejemplo, bajo el control de una ideología racista, los miembros del grupo pueden decir que están a favor de una restricción de la Inmigración de gente no europea.
  • Expresiones de modelos de acontecimiento: las creencias ideológicas y actitudinales de grupo, en este caso, pueden ser particularizadas y aplicadas a situaciones personales concretas. Expresiones del modelo de contexto: las personas pueden representar a los coparticipantes de un modo negativo tan sólo porque son miembros de grupos sociales específicos. Sus intenciones, objetivos y acciones pueden representar creencias derivadas de ideologías y actitudes.

Persuasión


El discurso ideológico puede ser utilizado persuasivamente en la formación o cambio de las ideologías. La persuasión presupone la comprensión. Solamente en circunstancias muy específicas, las personas pueden ser persuadidas por los discursos que no comprenden, e incluso entonces una comprensión al menos parcial es una condición mínima para la formación y cambio de la opinión. Si se define a la persuasión como un proceso en el cual las personas cambian sus opiniones como consecuencia del discurso, es fundamental hacer una distinción entre los diferentes tipos de creencia evaluativa y, en consecuencia, entre los diferentes tipos de persuasión. De este modo, ya se hizo una distinción entre opiniones personales y opiniones socialmente compartidas. Las primeras están representadas tanto en los modelos de acontecimiento como en los modelos de contexto, almacenados en la memoria episódica, las últimas, en las representaciones sociales, tales como actitudes e ideologías, almacenadas en la memoria social. Además, se debería distinguir entre opiniones particulares y generales o abstractas. La mayor parte de las actitudes socialmente compartidas están, por definición, desligadas del contexto y, por lo  tanto, son abstractas y generales. Las opiniones personales pueden ser tanto particulares como generales. Se deriva de estas distinciones que los discursos pueden afectar diversamente a esos diferentes tipos de creencias evaluativas.

En principio, todo discurso puede tener efectos ideológicos, ya sea que expresen o no la ideologías explícita o implícitamente. También se desprende de las distinciones teóricas hechas antes, que el análisis de todos los procesos de efecto, influencia o persuasión necesita relacionar detalladamente las estructuras del texto y del contexto con las del procesamiento del discurso a corto plazo, al igual que con los detalles de las representaciones mentales en la memoria, tanto episódica (personal) como social.

La adquisición de ideologías se produce en un ambiente rico y bien desarrollado social y cognitivamente: las personas saben que otros pueden tener las mismas opiniones u opiniones diferentes sobre el mundo, y que esas opiniones pueden ser influidas por el discurso. En un estadio posterior, aprenden a discernir que la distribución de las opiniones de los "otros" no es arbitraria, sino que diversos "tipos" de personas también tienden a tener diversos "tipos" de opiniones, y que muchas opiniones coinciden. Como en el caso de todo el aprendizaje social, pueden adquirir esas comprensiones indirectamente sobre la base de sus propias observaciones e interacciones, o más directamente por medio del discurso.

Las ideologías, al igual que otras representaciones sociales, son una construcción tanto cognitiva como social: no solo son mentalmente compartidas con otros como formas de cognición social, sino también producidas socialmente con otros como miembros de grupo. A través de procesos bastante complicados de percepción, interacción, comunicación y discurso sociales, los miembros de grupo adquieren gradualmente la noción misma de actitudes de grupo.

Bajo las condiciones sociales y cognitivas, los miembros sociales se encuentran, rutinaria y cotidianamente, con muchos tipos de discurso que expresan opiniones sociales relevantes. Para que esos discursos tengan consecuencias en la formación de ideologías, necesitan ser comprendidos en general, y necesitan ser comprendidos como expresión de opiniones, en particular. Esto no significa que el discurso que expresa creencias fácticas no desempeña un papel en la formación de ideología.

Una vez construidos los modelos de acontecimiento y contexto que incluyen las opiniones derivadas de los discursos de opinión o construidas por los receptores como su propia opinión sobre los acontecimientos o el contexto, se aplicarán otras estrategias para hacer de esas opiniones algo más útil para los miembros sociales. Esto es, las opiniones también deben ser relevantes en otras situaciones y en el juicio sobre otros acontecimientos y contextos. Esto requiere descontextualización, abstracción y generalización. Se harán abstracciones de los modelos de acontecimiento y contextos particulares de tal modo que puedan ser utilizados en la comprensión y evaluación de otros acontecimientos. Esto puede producir modelos personales generales que representan las experiencias y opiniones personales de cada individuo, y también representaciones sociales compartidas por otros.

Legitimación


La legitimación es una de las principales funciones sociales de las ideologías. Es un acto social (y político), y se lIeva a cabo, específicamente, por el texto o la conversación. Con frecuencia también tiene una dimensión interactiva, es decir, como una respuesta discursiva a un desafío a la propia legitimidad. Pragmáticamente, la legitimación está relacionada con el acto de habla de defenderse a uno mismo, una de cuyas condiciones de adecuación es a menudo que el hablante provea buenas razones, fundamentos o motivaciones aceptables para acciones pasadas o presentes que han sido o podrán ser criticadas por otros.

La legitimación puede ser una práctica discursiva compleja, continuada, que involucra a un conjunto de discursos interrelacionados. EI discurso legitimador se realiza en contextos institucionales en la conversación diaria informal. En todos estos casos, la cuestión fundamental es que los hablantes explican por qué hicieron algo, y por qué esa acción es razonable o, en general, socialmente aceptable.

La legitimación presupone restricciones institucionales del poder social, como las definidas por la ley, los reglamentos, los derechos o las obligaciones, que establecen los límites de la toma de decisiones y la acción institucionales. Debido a esta naturaleza institucional, la legitimación puede no estar restringida a una justificación de la acción oficial, sino también de la posición, del papel o de la institución misma.
La legitimación se convierte en parte de las estrategias de manejo de crisis, cuando los miembros del grupo y sus instituciones necesitan autolegitimación, y los otros deben ser deslegitimados.

El concepto de legitimación tiene una dirección de arriba hacia abajo: las elites o las instituciones se legitiman a sí mismas especialmente "hacia abajo", por ejemplo, con respecto a los clientes, los ciudadanos o la población en general. También existe una forma complementaria de legitimación, que es de abajo hacia arriba, e implica la legitimación de, por ejemplo, el Estado, las elites o los líderes por parte de las "masas".

Las ideologías forman los principios básicos de la legitimación interna del grupo. Lo hacen especificando las categorías ideológicas de los criterios de pertenencia, las actividades, los objetivos, la posición social, los recursos, al igual que las normas y valores para cada grupo. Estas normas y valores no sólo regulan y organizan las acciones de los miembros del grupo, sino que también pueden ser utilizadas para justificar la posición social del grupo con relación a otros grupos. Es aquí donde la ideóloga y la legitimación interactúan más específicamente, a saber, en el control de las relaciones entre grupos, como las de poder, dominación y resistencia.

Deslegitimación


Los conflictos ideológicos y sociales, en ocasiones, toman la forma de una lucha no sólo por ideas, o por recursos sociales escasos, sino también por la legitimidad. En este caso, la dominación implicará fundamentalmente aquellas estrategias que están dirigidas a la deslegitimación tanto de la disidencia interna como de la competencia o "amenaza" exterior. Estas estrategias pueden, ellas mismas, seguir las categorías del esquema ideológico, y así desafiar la misma existencia de identidad del otro grupo.
  1. Deslegitimación de la pertenencia: ellos no pertenecen a este lugar, a nuestro grupo, a nuestro país, a nuestra ciudad, a nuestro vecindario, a nuestra organización, etc.
  2. Deslegitimación de acciones, incluyendo al discurso: ellos no tienen derecho a hacer lo que hacen o decir lo que dicen, por ejemplo, trabajar aquí, etc.
  3. Deslegitimación de objetivos: ellos solo vienen aquí a sacar ventaja de nuestro sistema de bienestar.
  4. Deslegitimación de normas y valores: ellos deberán adaptarse a nuestra cultura; Nosotros no estamos habituados a eso aquí.
  5. Deslegitimación de la posición social: ellos no son refugiados reales, sino apenas ("falsos") refugiados económicos.
  6. Deslegitimación del acceso a los recursos sociales: ellos no tienen prioridad para obtener trabajo, vivienda, asistencia social, educación, conocimiento, etc.

Los procesos sutiles de persuasión y manipulación pueden crear modelos mentales preferidos de acontecimientos. Estos modelos pueden luego generalizarse a autorrepresentaciones sociales compartidas más fundamentales de un grupo. Esto, a su vez, controlará los juicios cotidianos y las prácticas sociales de los miembros del grupo dominado, de modo que sean consistentes con los intereses del grupo dominante. Por supuesto, este es el ejemplo estándar de cómo funcionan las ideologías en la formación de "falsa conciencia", y hemos visto que en el mundo real, esa hegemonía ideológica rara vez es completa, dadas las muchas formas de resistencia mental y social de los grupos dominados. Obviamente, estas formas de contrapoder y resistencia necesitan, en sí mismas, nuevamente, la legitimación, que a su vez está basada  en una contraideología. Los efectos de esta hegemonía ideológica sólo pueden ser contrarrestados por medio de la elevación de la autoconciencia de grupo y de la desprogramación ideológica.

Estructuras ideológicas del discurso


Las estructuras del discurso deben ser diseñadas de modo tal que la consecuencia más probable sean estructuras específicas de modelo. En la situación ideológica de dominación, abuso de poder, conflicto o competencia de grupo, esto significa, en general, que los miembros de los otros grupos necesitan ser tratados y retratados negativamente, y los miembros del propio grupo, positivamente. Este principio se aplica tanto al contexto pragmático o interaccional como a las formas y significados del texto y la conversación: en cada nivel de análisis, entonces, encontramos énfasis en nuestras cosas buenas y las cosas malas de ellos, y viceversa, para nuestras cosas malas y las cosas buenas de ellos. Además de este control de grupo relacionado con opiniones sobre Nosotros y Ellos y sus propiedades y acciones, las estructuras del discurso controlan de un modo más general el manejo de las estructuras de modelos y representaciones sociales, por ejemplo, a través de lo explícito versus lo implícito, la manifestación versus el ocultamiento, los niveles o detalles de la descripción, la distribución de agencia, responsabilidad o culpa, la relación entre los hechos, etc. Cualquiera que sea la forma ideológica de las actitudes subyacentes, estas aparecerán  en los modelos de los hablantes, y estos tratarán de expresar apropiada y efectivamente esas representaciones sociales en el texto y la conversación y sus contextos, de un modo que probablemente resulten en la construcción de modelos preferidos. A menudo, y especialmente en lo que llamamos manipulación, esto sucede sin que los receptores se den cuenta. Es aproximadamente de este modo como las ideologías se reproducen en la vida cotidiana.

La noción de "estructuras ideológicas del discurso" puede ser engañosa en el sentido de que sugiere que se utilizan estructuras específicas para la expresión y la comunicación persuasiva de las ideologías. Nada es menos cierto. Por un lado, deberíamos asumir que en un texto y contexto dados, prácticamente cualquier estructura o estrategia puede ser utilizada de este modo. Por otro lado, estructuras específicas que en un contexto funcionan ideológicamente, pueden no tener esa función en otro contexto.

La primera restricción contextual, esto es, el tipo de evento comunicativo al igual que las intenciones y objetivos discursivos globales asociados con el mismo, tiene numerosas implicaciones para la producción y comprensión de las estructuras del discurso y, por lo tanto, también para las funciones ideológica del texto y la conversación.

El segundo conjunto de restricciones contextuales es el tipo de participante. Una vez más, las personas esperan opiniones sociales ideológicamente importantes de miembros de grupo específicos y no de otros. De este modo, un político, un gerente corporativo, un sacerdote o un periodista que escribe o habla sobre asuntos sociales, es más probable que exprese opiniones con base ideológica que un niño o un carpintero cuando hablan sobre cómo construir una mesa.

Los tópicos, encabezarán el duelo, y generalmente serán más accesibles para el procesamiento posterior. Las personas recuerdan de un discurso luego de un tiempo sobre todo el tópico o quizás algunos detalles que son personalmente importantes para el receptor. Puesto que los tópicos están representados por (macro) proposiciones, también pueden expresar opiniones y, en consecuencia, ideologías. Los tópicos del discurso son esenciales en la formación y accesibilidad de modelos ideológicos preferidos y por lo tanto, indirectamente, en la formación o confirmación de las ideologías.

Los discursos pueden ser relativamente  incompletos. La consecuencia de esa incompletud relativa pueden ser modelos incompletos de receptores. Los mismos principios se aplican no sólo a la selección, inclusión o exclusión de Proposiciones de modelo en el significado de un discurso, sino también al nivel de las proposiciones incluidas: estas pueden ser bastante generales y abstractas, pero también pueden ser de un nivel inferior y detallado. Las condiciones y consecuencias ideológicas son las mismas: los discursos tendenciosos tenderán a ser muy detallados sobre los malos actos de ellos y sobre nuestros buenos actos, y bastante abstractos y generales sobre los buenos actos de ellos y los malos nuestros. Las conocidas propiedades semánticas de explicitud del discurso pueden explicarse fácilmente en términos de modelos mentales: la información implícita es la información de un modelo mental que podría o debería haber sido incluida en la representación semántica de un discurso. Tal como ocurre con el nivel de especificidad y los discursos incompletos o completos en exceso, podemos decir, con mayor generalidad, que las proposiciones pueden selectivamente ser explicitadas o permanecer implícitas en función de los intereses de los hablantes como miembros de grupo.

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