Resumen. Althusser, Práctica teórica y lucha ideológica – Versión de Yatzín Domínguez

Louis Althusser, «Práctica teórica y lucha ideológica» en La filosofía como arma de la revolución, México, Siglo XXI, 1974, pp.23-73.
Síntesis y resumen de Yatzín Domínguez Ordaz

Síntesis

Según Althusser, las doctrinas anteriores a Marx eran utópicas ya que se basaban en principios no científicos, ideológicos. El marxismo es entonces la doctrina científica por excelencia, ya que critica principios morales-jurídicos, así como también al sistema económico-político.Esta doctrina está constituida por dos disciplinas: por un lado, el materialismo histórico, que es la ciencia de la historia que estudia los modos de producción y comprende la totalidad social, esto quiere decir, la infraestructura económica, la superestructura jurídico-político y la superestructura ideológica. Por otro lado, el materialismo dialéctico: la filosofía marxista, que estudia la historia de la producción de conocimientos. La teoría del conocimiento es el corazón de la filosofía marxista. Se basa de dos aspectos, la teoría (materialismo) y el método (dialéctica). El materialismo histórico generó la creación de una nueva ciencia, esta es, el materialismo dialéctico ya que, al crear una nueva ciencia implica la creación de una nueva filosofía. La ideología precede a la ciencias, y esta se perpetúa. Por eso estas dos disciplinas realizan la formación teórica y la lucha ideológica para romper con el statu quo.


Práctica Teórica y Lucha ideológica

El marxismo es una doctrina científica


Las doctrinas anteriores a Marx no eran sino utópicas, en cambio la doctrina marxista es científica. La doctrina socialista utópica, que propone objetivos socialistas a la acción de los hombres, está basada en principios no científicos, es decir sobre principios ideológicos; habla del reino de la igualdad y de la fraternidad de los hombres y traduce estos principios morales y jurídicos en principios económicos, o sea ideológicos. Es por ello que no pueden verdaderamente salir del sistema, no pueden ser verdaderamente revolucionarias.

La doctrina marxista es científica, crítica tanto de esos principios morales y jurídicos existentes como del sistema económico político. Este conocimiento permite definir los objetivos del socialismo, y concebirlo como un nuevo modo de producción determinado que sucederá al modo de producción capitalista. Permite definir los medios de acción propios para hacer la revolución. Estos medios se basan en la naturaleza de la necesidad del desarrollo histórico. Estos principios científicos han permitido definir a la clase obrera como la única clase radicalmente revolucionaria, pues también define las formas de organización justas de la luchas económica y política; define, en fin, las formas de la lucha ideológica.

La doctrina de Marx transformó por primera vez el socialismo, de utopía, en una ciencia; descubrió la esencia de la economía capitalista contemporánea, cuyo desarrollo se orienta hacia la sustitución de la pequeña producción por la grande, creando las condiciones que hacen posible e indispensable la estructuración socialista de la sociedad.

La doble doctrina científica de Marx


Esta presenta una particularidad propia: está constituida por dos disciplinas científicas unidas: el materialismo histórico y el materialismo dialéctico.

  • El materialismo histórico: Es la ciencia de la historia, la ciencia de los modos de producción: es la ciencia de la totalidad orgánica que constituye toda formación social dependiente de un modo de producción determinado. Cada totalidad social comprende el conjunto determinado de sus diferentes niveles: la infraestructura económica, la superestructura jurídico-política y la superestructura ideológica. El materialismo histórico es la teoría de la naturaleza específica de esta totalidad. Marx logró muy ampliamente desarrollar el materialismo histórico, pero no pudo hacer lo mismo con el materialismo dialéctico o la filosofía marxista.

  • El materialismo dialéctico: Es una disciplina científica distinta del materialismo histórico. La distinción de estas dos disciplinas reposa en la distinción de los objetos. El objeto del materialismo dialéctico está constituido por lo que Engels llama “la historia del pensamiento”, la historia de la producción de conocimientos. La teoría del conocimiento constituye el corazón de la filosofía marxista, que se presenta bajo dos aspectos: una teoría que expresa el sistema racional de sus conceptos teóricos, y un método que expresa la relación que mantiene la teoría con su objeto en su aplicación al mismo. El materialismo expresa las condiciones efectivas de la práctica productiva del conocimiento, la distinción entre lo real y su conocimiento, y la correspondencia entre el conocimiento y su objeto. La dialéctica expresa la relación de la teoría con su objeto. La dialéctica es la ley de la transformación, del devenir de los procesos reales. Que el materialismo marxista sea necesariamente dialéctico es lo que distingue la filosofía materialista marxista de todas las filosofías materialistas anteriores.

Problemas planteados por la existencia de estas dos disciplinas


Se plantean dos problemas:

1. ¿Por qué la fundación del materialismo histórico ha provocado necesariamente la fundación del materialismo dialéctico? Se sabe que en la historia del pensamiento humano, la fundación de una nueva ciencia importante siempre ha renovado la filosofía existente. Marx fue el primero en pensar científicamente la realidad de la historia, que todos los otros filósofos habían sido incapaces de pensar, en la medida en que pudo y debió por primera vez situar y tratar las filosofías como realidades que, aun dirigiéndose a la verdad, pertenecen sin embargo a la historia, porque desempeñan en ella una función social. A partir del momento en que un verdadero conocimiento de la historia se había producido al fin, la filosofía no podía en adelante ignorar, rechazar o sublimar su relación con la historia. Fue esa necesidad teórica la que dio nacimiento al materialismo dialéctico.

2. ¿Cuál es la función propia del materialismo dialéctico? Lenin expuso con gran claridad en Materialismo y empiriocriticismo cómo la filosofía había desempeñado siempre un papel teórico fundamental en la constitución y el desarrollo del conocimiento, y cómo la filosofía marxista no hacía más que retomar este papel por su cuenta, pero con medios que eran, en su origen, infinitamente más puros y fecundos. El conocimiento no nace ni se desarrolla en una urna cerrada. Todas las ciencias, tanto las de la naturaleza como las sociales, están sometidas constantemente al acoso de la ideologías existentes y en particular a esa ideología que, debido a su carácter aparentemente no ideológico, resulta desarmante: la ideología empirista o positivista. Se comprende que el materialismo dialéctico exija la más alta vigilancia teórica, dado que él es, en el dominio teórico, el último recurso posible, al menos para los hombres que, como nosotros, se han liberado de los mitos de la omnisciencia divina o de su religión profana: el dogmatismo.

Naturaleza, constitución y desarrollo de una ciencia. La investigación científica


Las teorías científicas de Marx, se refiere a la ciencia que nos da los medios para comprender la realidad del mundo y los medios para transformarlo. Tenemos que tratar a la teoría de Marx como una verdadera ciencia, tomando conciencia de lo que implica la naturaleza de la ciencia.
La teoría marxista existe por otra parte, como un resultado contenido en un cierto número de obras teóricas y presente en sus aplicaciones políticas y sociales.

El trabajo teórico que ha producido la ciencia existente no es ya visible a simple vista, pues ha pasado por completo a la ciencia constituida. Es aquí donde se esconde un peligro, ya que podemos sentirnos tentados a tratar la ciencia marxista constituida como un dato o como un conjunto de verdades acabadas: en pocas palabras hacernos una concepción empirista o dogmática de la ciencia. De las dos interpretaciones, dogmática y empirista, obtendremos una idea falsa de la ciencia, pues consideramos el conocimiento de la verdad como el de un dato puro, mientras que el conocimiento de la verdad es por el contrario un proceso complejo de producción de conocimientos.

I. Saber lo que es una ciencia significa ante todo saber cómo se constituye, cómo es producida: mediante un inmenso trabajo teórico específico, una práctica teórica irremplazable, extremadamente larga, ardua y difícil. Marx y Lenin nos pusieron en guardia de manera muy particular sobre este punto, al mostrarnos por ejemplo que la práctica económica y política del proletariado era por sí sola, incapaz de producir la ciencia de la sociedad y por consiguiente la ciencia de la propia práctica, sino solamente ideologías utópicas reformistas sobre la sociedad. No hay ciencia posible sin la existencia de una práctica específica, distinta de las tres prácticas: la práctica científica o teórica.

II. Una ciencia que se repite, sin descubrir nada, es una ciencia muerta; no es ya una ciencia sino un dogma fijo. Una ciencia no vive sino de su desarrollo, de sus descubrimientos. Defender la doctrina, contra todos los ataques infundados y contra los intentos de empeorarla no significa, en modo alguno, ser enemigo de toda crítica.

El materialismo histórico y el materialismo dialéctico son disciplinas científicas: debemos necesariamente desarrollarlos, hacerles producir conocimientos nuevos, esperar de ellos, como de toda ciencia viviente, descubrimientos.

III. Para que una ciencia pueda desarrollarse es necesario que se posea una idea justa de la naturaleza de la ciencia, en particular de los medios por los cuales se desarrolla, y por consiguiente de todas las condiciones reales de su desarrollo: hay que asegurar prácticamente las condiciones de libertad científica de la cual necesita la investigación teórica, esto es, crear las condiciones reales para la investigación científica o teórica, en el terreno del mismo marxismo. La investigación teórica comienza solamente en la zona que separa los conocimientos ya adquiridos y asimilados en profundidad de los conocimientos no adquiridos aún. Hay que reconocer que la investigación teórica exige una muy fuerte formación teórica para ser simplemente posible, que supone pues la posesión no sólo de una alta cultura marxista sino también científica y filosófica en general.

IV. La teoría marxista es una necesidad de primera urgencia para nuestro tiempo, y una tarea absolutamente esencial para todos los comunistas; y esto por dos tipos de razones.
  1. Se refiere a la naturaleza misma de las nuevas tareas que “la vida”, la historia nos impone. Esta teoría no concierne únicamente a los problemas económicos de la transición; concierne también a los problemas políticos y los problemas ideológicos de la transición. La teoría a desarrollar se refiere a la naturaleza actual del imperialismo, a las transformaciones del modo de producción capitalista en la nueva coyuntura, el desarrollo de las fuerzas productivas, las nuevas formas de concentración económica y de gobierno político de los monopolios, y todos los problemas estratégicos y tácticos de los partidos comunistas en la fase presente de la lucha de clases.
  2. Se refieren al retraso teórico acumulado durante el período del “culto a la personalidad”. Hace falta tiempo, mucho tiempo, para formar verdaderos teóricos, y todo el tiempo perdido para formarlos se paga con una ausencia de obras, con un retraso en la producción de la ciencia, con un estancamiento, cuando no con un retroceso de los conocimientos.

Por ese doble orden de razones, históricas y teóricas, es claro que la tarea de desarrollar la teoría marxista en todos sus dominios es una tarea política y teórica de primer orden.

La ideología


La ideología precede a toda ciencia: se perpetúa luego de la constitución de la ciencia, y a pesar de su existencia. La ideología manifestaba su existencia y sus efectos no sólo en el terreno de sus relaciones con la ciencia, sino también en uno infinitamente más vasto. La lucha ideológica es una noción que cuestiona realidades sociales, aun teniendo que ver con una cierta representación de lo real. La ideología implica una doble relación: el conocimiento por una parte y la sociedad por otra. Le interesa al marxismo definirse como una ciencia, como una realidad absolutamente distinta de la ideología. Marx ha mostrado que toda formación social constituye una “totalidad orgánica”, que comprende tres “niveles” esenciales: La economía, la política y la ideología o formas de la conciencia social.

¿Cómo representarse la realidad objetiva y la función social de la ideología? En una sociedad dada los hombres participan en la producción económica, cuyos mecanismos y efectos son determinados por la estructura de las relaciones de producción; los hombres participan en la actividad política, cuyos mecanismos y efectos son regulados por la estructura de las relaciones de clase, la actividad ideológica, son sostenidas por una adhesión voluntaria o involuntaria. Esto forma lo que se llama el nivel de la ideología.

Las representaciones de las ideologías se refieren al mundo mismo en el cual viven los hombres, la naturaleza y la sociedad, y a la vida de los hombres, a sus relaciones con la naturaleza, con la sociedad, con el orden social, con los otros hombres y con sus propias actividades, incluso a la práctica económica y política. Sin embargo, estas representaciones no son conocimientos verdaderos del mundo que representan.

Los hombres que no tienen el conocimiento de las realidades políticas, económicas y sociales en las que deben cumplir las tareas que les asigna la división del trabajo, no pueden vivir sin guiarse por una cierta representación de su mundo y de sus relaciones con él. La ideología aparece así como una cierta representación del mundo, que liga a los hombres entre sí en la división de sus tareas, y la igualdad o su desigualdad de su suerte.

Si nos representamos la sociedad según la metáfora clásica de Marx, como un edificio, una construcción o una superestructura jurídico-política, elevada sobre la infraestructura de la base, sobre fundamentos económicos, debemos dar a la ideología un lugar muy particular: para comprender su eficacia, es necesario situarla en la superestructura, y darle una relativa autonomía con respecto al derecho y al Estado.

La ideología está presente en todos los actos y gestos de los individuos hasta el punto de que es indiscernible a partir de su “experiencia vivida”, y que todo análisis inmediato de lo “vivido” está profundamente marcado por los temas de la vivencia ideológica.

Su estudio nos revela caracteres notables:

I. El término ideología abarca una realidad que, aun estando difundida por todo el cuerpo social, es divisible en dominios distintos, en regiones particulares, centradas sobre varios temas diferentes. El conocimiento de las diferentes regiones existentes de la ideología y de la región ideológica dominante es de primera importancia política para la estrategia y la táctica de la lucha ideológica.

II. En cada una de estas regiones, la ideología, que posee siempre una estructura determinada, puede existir bajo formas más o menos difusas, irreflexivas o al contrario formas conscientes, reflexivas y explícitamente sistematizadas de las formas teóricas. La forma superior de la teorización de la ideología es la filosofía, cuya gran importancia radica en que constituye el laboratorio de la abstracción teórica proveniente de la ideología, pero tratada por ella misma como teoría.

III. La función de la ideología no es inteligible, en las sociedades de clases, más que sobre la base de la existencia de las clases sociales. Nos damos cuenta entonces que la ideología está destinada a asegurar la cohesión de las relaciones de los hombres entre sí y de los hombres con sus tareas en la estructura general de explotación de clase, que las extiende entonces a todas las otras relaciones. La ideología está destinada ante todo a asegurar la dominación.  El “bello engaño” de la ideología tiene pues un doble uso: se ejerce sobre la conciencia de los explotados para hacerles aceptar como “natural” su condición de tales; actúa también sobre la conciencia de los miembros de la clase dominante para permitirles ejercer como “natural” su explotación y su dominación.

IV. En las sociedades de clases, la ideología es una representación de lo real, pero necesariamente falseada: es tendenciosa porque su fin no es el de dar a los hombres el conocimiento objetivo del sistema social en que viven, sino por el contrario ofrecerles una representación mistificada de este sistema social. La opacidad de la estructura social hace necesariamente mítica la representación del mundo indispensable a la cohesión social. Es justamente aquí que hay que retroceder para comprender por qué, como representación del mundo y de la sociedad, la ideología es deformante y mistificadora de la realidad en que deben vivir los hombres, una representación destinada a hacerles aceptar en su conciencia y en su comportamiento inmediatos, el lugar y el papel que les impone la estructura de esta sociedad. Se comprende también entonces que toda ciencia tenga que romper, cuando nace, con la representación mistificada de la ideología.

V. Si la ideología expresa en su conjunto una representación de lo real destinada a consagrar una explotación y una dominación de clase, la ideología no está dividida únicamente en regiones, sino también en tendencias. Para que la ideología obrera “espontánea” llegue a transformarse hasta el punto de liberarse de la ideología burguesa, es necesario que reciba de fuera el socorro de la ciencia, y que se transforme bajo la influencia de un nuevo elemento, radicalmente distinto de la ideología: la ciencia precisamente.

La unión de la teoría científica de Marx con el movimiento obrero


1. El primer gran principio, formulado por Marx, Engels, Lenin y Kautsky, es el principio de la importación, en el movimiento obrero existente, de una doctrina científica producida fuera de la clase obrera por un intelectual burgués, incorporado a la causa proletaria. Este descubrimiento, esta fundación de una ciencia y de una filosofía nueva fue obra del genio de Marx, pero también lo fue de un trabajo encarnizado, en el que utilizó todas sus fuerzas y sacrificó todo, en medio de la peor miseria, en aras de su empresa. Esta doctrina científica fue así importada desde afuera, en el curso de una larga y paciente lucha, por el movimiento obrero, hasta entonces bajo el dominio de la ideología, y transformó sus bases teóricas.

2. El segundo gran principio atañe a la naturaleza de la unión histórica establecida entre la teoría científica de Marx y el movimiento obrero. El movimiento obrero es una realidad objetiva, producida por la necesidad misma de la existencia, de la revuelta y de la lucha económica y política de la clase obrera, generada ella misma como clase explotada por el modo de producción capitalista. Marx llegó al conocimiento objetivo de la sociedad capitalista, comprendió y demostró la necesidad y el papel revolucionario del movimiento obrero, y le proporcionó así el conocimiento de las leyes objetivas de su existencia, de sus fines y de su acción. La verdad científica de la teoría marxista fue la que selló en definitiva su unión con el movimiento obrero e hizo esta unión definitiva.

3. El tercer gran principio concierne al proceso por el cual se produjo finalmente esta unión y por el que esta unión debe sin cesar ser mantenida, reforzada y extendida. Marx, Engels y sus seguidores se vieron obligados a desarrollar una larga, paciente y ruda lucha contra las ideologías que dominaban entonces el movimiento obrero y sus organizaciones, y contra la ideología religiosa, política y moral de la burguesía.

Formación teórica y lucha ideológica


La ciencia marxista existe como una verdadera ciencia viviente, que continúa creciendo y enriqueciéndose con las cuestiones planteadas por la práctica del movimiento obrero y el desarrollo de las ciencias. La acción de movimiento obrero toma pues necesariamente la forma de una triple lucha: económica, política e ideológica.

La lucha ideológica puede ser definida como la lucha llevada a cabo en el dominio objetivo de la ideología contra la dominación de la ideología burguesa por medio de la transformación de la ideología existente, en sentido tal que sirva a los intereses objetivos del movimiento obrero en su lucha por la revolución y más tarde en la lucha por la revolución y más tarde en la lucha por la construcción del socialismo. La lucha ideológica es una lucha en la ideología: para ser llevada a cabo sobre su teoría científica de Marx, supone pues la formación teórica.

Por la formación  teórica entendemos el proceso de educación, de estudio y de trabajo, por el cual un militante es puesto en posesión, no solo de conclusiones de las dos ciencias de la teoría marxista, no sólo de sus principios teóricos, no solo de algunos análisis y demostraciones, de todos sus principios teóricos, no sólo de algunos análisis y demostraciones de detalle, sino de todo el conjunto de la teoría, de todo su contenido, de todos sus análisis y demostraciones, de todos lo principios y de todas su conclusiones en su ligazón científica indisoluble.

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