45 aniversario del CELA

En estos días, celebramos el 45 aniversario de la creación del Colegio de Estudios Latinoamericanos. Desde la perspectiva institucional, se habla de los logros en la promoción de una conciencia «regional». Debido a su objeto de estudio —respecto de cuya existencia y posibilidad mismas hay numerosos debates—, la licenciatura, desde sus orígenes y hasta este momento, presenta una marcada preocupación social: parece inevitable que un conjunto de materias universitarias reunidas en torno a una zona del planeta que se define por su herencia colonial o su oposición a las estructuras dominantes (que son, siempre, las de otros, nunca las de nosotros) tenga, como consecuencia de sus criterios conceptuales, la obsesión por las normativas ideológicas que regulan los procesos en los cuales se ve inserta la propia praxis intelectual.


Este peculiar sesgo vuelve un deber la «transformación», en la medida en que una «desapegada» explicación es doblemente negativa, pues, por una parte, en términos personales, significaría la dolorosa aceptación de que las cosas seguirán como están —algo que, por supuesto, mi conciencia política latinoamericanista me recriminaría todo el tiempo— y, por otra, en términos colectivos, implicaría la justificación del statu quo que pretendo criticar. Según este razonamiento, sería una contradicción diagnosticar que una situación es injusta como resultado de la apatía de una comunidad y yo mismo no abocarme, de alguna manera para que tal situación cambie, porque con mi indiferencia política contribuiría de facto a ese modo de organización que no me gusta.

Cierto es que el CELA no es un partido político: por sus características explícitas se trata de un programa de estudios cuyo objetivo —como el de todo programa de educación superior— es formar especialistas en una rama del conocimiento. Por ende, la labor de profesores y estudiantes no es, por principio, la militancia directa en actividades políticas, sino, tal vez, la creación de conceptos que permitan analizar la situación de dependencia; en otras palabras, el propósito velado sería adquirir conciencia de las condiciones de marginalidad o explotación. De aquí —de nuevo— la presión para actuar, y hacerlo de manera grupal, ya que tal conciencia significa, tanto cuestionar el papel, en el mantenimiento de la situación criticada, de quien adquirió esa conciencia, como la claridad de que la confrontación individual es un esfuerzo inútil. Los miembros del Colegio no pueden evitar, entonces, ni preguntarse qué estan haciendo para corregir el orden social cuya configuración presente les desagrada, ni intentar convencer a otros para que también se den cuenta de la necesidad de transformar «las cosas», una transformación que exige el compromiso e intervención de la mayoría.

En suma, no basta reflexionar en qué está mal, sino sobre todo es indispensable actuar diversamente a como viene sucediendo para que el resultado sea asimismo diverso. Es verdad que toda praxis conlleva una determinada teoría, esto es, las ideas no son una consecuencia inmediata de lo que se realiza, como si primero se diera la interacción con las cosas y luego se diera la interpretación: un acto entraña la imaginación de lo que se deseaba conseguir. Sin embargo, sería una falacia inferir de ahí que al presentar a otros determinadas ideas –alternativas a lo que han creído– ya quedó resuelto el problema inicial (el diagnóstico de que una situación no era la óptima). A este intelectualismo podría responderse con la sarcástica imagen de Marx y Engels:
Un hombre listo dio una vez en pensar que los hombres se hundían en el agua y se ahogaban simplemente porque se dejan llevar de la idea de gravedad. Tan pronto se quitasen esta idea de la cabeza, considerándola por ejemplo como una idea nacida de la superstición, como una idea religiosa, quedarían sustraídos al peligro de ahogarse. Ese hombre se pasó la vida luchando contra la ilusión de la gravedad, de cuyas nocivas consecuencias le aportaban nuevas y abundantes pruebas todas las estadísticas.
Con estas observaciones en mente, me pregunto cuál es la función del CELA, puesto que podría concluirse que los frutos de casi medio siglo de existencia son más bien magros: no hay una práctica (colectiva) evidente con incidencia en la creación de una realidad distinta, pero tampoco es claro en qué consisten las nuevas categorías con las que se ha pensado (o pensaría) esta situación particular de los países latinoamericanos, es decir, cuáles son y en qué radicaría su agudeza. En esta perspectiva, la orientación, cuando menos de la licenciatura, requiere una severa autocrítica.

Como estudiantes del CELA, ¿qué idea se han creado ustedes de lo que significa su carrera, o mejor aún, de lo que significa su participación en la carrera?

11 comentarios:

  1. Entonces, una vez partiendo del sujeto cognoscente interesado en el escrutamiento de su realidad, y por ende, de su cambio, me pregunto: ¿por qué pensamos que estudiando a América Latina generaremos esta añorada transformación? ¿Será que hablar desde América Latina nos permite generar horizontes de discusión y transformación novedosas (ser la vanguardia teórica) y generar respuestas a-ideológicas, descolonizadoras y des-marginales? Queramos o no queramos nos encontramos en un punto privilegiado para dicho efecto: la academia. Y sólo y gracias a la solidez epistemológica y metodológica es posible realizar un abordaje a la realidad.

    Ser estudiante en una licenciatura como lo es Estudios Latinoamericanos es no escapar de esta problemática (de la transformación de la realidad y de la praxis política) pero también es poseer una enorme ventaja epistemológica respecto a cualquier ciencia normada: la interdisciplina, puesto que la fragmentación de la realidad social (como totalidad) y por ende, el del conocimiento, ha generado la creencia que asume y justifica el statu quo mediante la divergencia y la inconexividad del conocimiento científico generado a partir de las ‘ciencias duras’, ‘exactas’, ‘sociales’ y ‘humanas’. Sin embargo, bien o mal, los Estudios Latinoamericanos forjan una perspectiva integradora de los distintos discursos teóricos-científicos para la comprensión de la realidad.

    Es por ello que los Estudios Latinoamericanos se enfrentan a los embates positivistoides, los cuales descartan la elocuencia teórica asumiendo la escasa especialización científica (aprender de todo y no saber nada). Sin embargo, la perspectiva que da la interdisciplina rompe y reconstruye las alternancias teóricas mucho más ricas y problemáticas que significa el escrutamiento desde distintas perspectivas teóricas y discursivas para la problematización. El latinoamericanista es el sujeto cognoscente, el cual puede prentender ser revolucionario o no, lo cual no implica su condición a-ideológica. Es por ello que una rigurosidad que sea capaz de interconectar lo que se ha presentado como divergente e inconexo, sin olvidar las limitaciones y la prudencia que implica el abordaje de los fenómenos de la realidad mundial desde nuestros horizontes (América Latina). El latinoamericanista sabe bastante y puede ser capaz de encontrar nuevas perspectivas de análisis a lo que se ha dicho ya desde la Filosofía, la Historia y la Literatura.

    Romper con las barreras de la academia es una labor difícil que no sólo se resuelve con la militancia política. Asimismo, querer transformar al mundo desde la praxis nos remite a otra gran discusión planteada por el marxismo: dado a que deben existir condiciones históricas y materiales para una revolución, ¿debemos esperarlas o debemos crearlas? Si verdaderamente queremos transformar la realidad, desde nuestra posición académica, es preciso resolver a la siguiente pregunta: ¿cómo producimos la realidad? La teoría, y la academia, pueden parecer presuntuosas e inoperantes, pero en un primer plano nos ayudarán a problematizar para construir respuestas ante nuestro día a día. “Plantear la pregunta adecuada, es resolver la mitad del problema.”

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  2. Los 45 años años del CELA se podrían traducir en una palabra "inmadurez", considero que aun es una carrera joven y con visibles bases de otros colegios por eso nuestro eje de estudio, al menos en la etapa en la que estamos, se centra en conocimientos de otras carreras, lo vemos en materias como Problemas Filosofícos, Texto Literario y posiblemente en Historiografía que si bien nos ayudan en mucho a nuestra formación, seguimos aprendiendo de los conocimientos europeos para darle una interpretación a nuestro "interés común" que es el estudio de ese abstracto llamado Latinoamérica. El problema de la inmadurez que vive la carrera de la forma en que lo veo, viene desde mucho antes de "desarrollar ese gen" latinoamericanista, de alguna forma alcanzo a ver el origen de el problema en la estructura de nuestra enseñanza previa, la cual nos orilla y obliga de alguna manera a repasar o conocer a todos estos pensadores no latinoamericanistas y nos crea una visión de que todo lo que conocemos es influencia europea, lo que pienso es completamente falso, si lo anterior suena como un sin sentido hace falta repasar nuestras clases previas mas proxímas(El Bachillerato) en donde muy pocos tienen una formación medianamente enfocada hacia aspectos de la cultura de este segmento de gente que tratamos de estudiar. No quiero ser malinterpretado y que pensaran que estoy en contra de los conocimientos de la cultura occidental que nos han empapado hasta ahora, ¡Claro que nos sirven!, pero deberíamos involucrarnos (ya sea por cuenta propia o por un milagro de reestructuración educacional), mas con toda esta cultura latinoamericana.

    La carrera significa una opción única, una satisfacción personal de estudiar algo que me apasiona como lo es Latinoamérica, aunque en definitiva no pueda darle un valor absoluto a esa palabra intentare definir a partir de la misma esa pasión. Latinoamerica es un conjunto cultural que abarca todos y cada uno de los países desde México hasta la punta de Tierra de Fuego sin olvidar, claro, toda la región de las islas. Es precisamente ese conjunto el que me apasiona, con el cual en diferentes niveles me siento identificado, no es que me sienta yo argentino, ecuatoriano o lo que sea, solo he observado que la forma en como me identifico con gente de dichos países es muy profunda, la forma en como percibo las problematícas o los aconteceres de estos países es mas sincera, es menos un sentimiento de "tratar de entender al otro por nuestra mutua condición de seres humanos" y mas una pasión por conocer a detalle su condición. En eso se resumen el significado de la carrera para mi, una satisfacción de estudiar algo con lo que me siento completamente identificado, aunque ese algo sea intangible y complicado de definir a la vez.

    Mi participación en la carrera por ahora creo que es nula por que estoy todavía familiarizandome con la misma, ese proceso no durara mucho ya que una de las razones por las cuales estoy aquí es para intentar junto con otros compañeros formar un cambio sustancial al menos en la concepción de la carrera. Creo que debemos buscar por una parte plantearnos metas personales y que esas impacten directamente en la colectividad que busca tener la carrera por otra parte debemos buscar metas en conjunto que impacten a nuestras metas personales, así sera mas fácil identificar nuestra participación real dentro de la carrera.

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  3. Flor Maribel Mayén Muñoz14 de octubre de 2012, 12:59

    Ésta es una pregunta que fue planteada desde la primer clase, en mi curso de Problemas filosóficos, dentro de la Universidad.

    En el resumen 5, del tema de Ideología de ésta página (Raymond Williams, Marxismo y literatura, Barcelona, Península, 1988, Capítulo II, 4, pp. 115-120) está el siguiente párrafo:

    “Para los gobiernos es importante el papel de la producción en favor de un orden político y social. Se establece que somos un mundo autosubsistente donde las industrias dependen de las fuerzas productivas. La producción consiste en trabajar sobre materias primas con el fin de generar mercancías que formen parte del sistema capitalista de distribución de intercambio. Es por ello que los elementos de la superestructura nunca serán considerados como prácticas reales, que forman parte de un proceso social material. Bajo esta denominación, la sociedad pierde contacto con las artes y humanidades y la relación de estas prácticas con las prácticas que se consideran productivas.”

    No es raro encontrar la cuestión sobre el papel de las carreras del área de artes y humanidades en la sociedad, pues hoy en día se tiene que justificar el conocimiento con un uso, en respuesta al sistema económico que hoy en día enfrentamos.

    Las artes son una herramienta importante para conocer la realidad, y no sólo eso, son un medio por el que se puede llegar a los otros para transmitir cualquier tipo de mensaje.

    Si nos preguntáramos ¿Cómo es que el desarrollo de las disciplinas oficiales han dado como resultado a todo un caos social en la actualidad? Bajo ésta concepción, sería sencillo decir que se quiere mantener un statu quo en cuanto al la organización de las 45 generaciones del CELA. Los problemas que se manifiestan en la academia del CELA, son los mismos problemas que atraviesan todas las universidades del país, y en la mayoría de las ocasiones tiene que ver con una forma de administración académica e incluso del Estado.

    Quizás la razón por la que no hay un cambio social es por la especialización en la amplia gama del conocimiento, lo cual de alguna manera hace que el individuo también pierda de vista el objetivo dentro de la sociedad. Sin embargo, ésta situación es un problema que incluye a toda licenciatura, y peor aún, a todo un orden social. La transformación de la realidad es un cambio imposible si solo queda en manos de una carrera.

    La carrera de Estudios Latinoamericanos otorga en principio al estudiante una perfil analítico que la escuela a nivel secundaria y media superior (incluso a nivel primaria) deberían promover. A mi parecer el CELA es un resultado de la desarticulada educación básica que recibe casi toda la población en nuestro país y cumple con la función de integrar el conocimiento, logrando que el sujeto se constituya plenamente, no solo en el aspecto intelectual, si no a nivel personal; ampliando el criterio con que percibe a su entorno. Recordemos que éste sistema de producción en masas fragmenta la constitución del hombre de muchas maneras, llevándolo a desempeñar el papel de una máquina, que deja de pensar… de vivír.

    Si en un futuro se establece que la carrera es un intento fallido, entonces es un avance. El fracaso también es un paso de los procesos de desarrollo, y es un hecho que se ha repetido al paso de los años, incluso en nuestra vida diaria. Ante los intentos no se puede decir que se quiere vivir igual.

    Entiendo que la carrera de Estudios Latinoamericanos, es una propuesta de investigación, por medio de la conexión con varias disciplinas, que fomenta la observación de los acontecimientos que vive la sociedad; y estoy de acuerdo con la idea de la transformación a partir del individuo, tener una conciencia política y un desarrollo de la capacidad analítica; lo cual dará elementos para la investigación. La organización grupal… es todo un reto, que llevará tiempo superar.



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  4. En el marco del 45 aniversario del CELA y, más aun, siendo la última generación en haber ingresado del colegio es importante reflexionar sobre las implicaciones que tiene estar en este lugar. Parece que uno de los objetivos fundamentales de esta carrera –y esto es constantemente enfatizado por los profesores, por los alumnos, e, incluso, se encuentra en la descripción de la carrera– es comprender los fenómenos socio-históricos de la región y, aunado a esto, ser un agente de cambio de la misma, es decir, contribuir a la transformación de Latinoamérica.

    Esto me lleva a una serie de cuestiones sobre las cuales quiero pensar: ¿por qué como latinoamericanistas tenemos una responsabilidad política en el proceso de transformación de la región? y ¿cómo ir más allá de la academia para cooperar en la transformación?

    En primer lugar, a mi parecer la praxis política surge a raíz del análisis de la región, con el cual se llega a la comprensión de que el desarrollo de la zona en cuestión ha sido desfavorable para la misma por las influencias que ha recibido, especialmente de occidente. La academia juega un papel muy relevante en este proceso puesto que dota a los estudiantes de herramientas teóricas y metodológicas que les permiten el entendimiento del desarrollo social de Latinoamérica; sin embargo, desde mi perspectiva, el ir más allá de la academia tiene que ser un práctica rutinaria y colectiva que los estudiantes tienen que decidir cómo llevar a cabo.

    Por otro lado, considero que la búsqueda de la transformación va más allá de los Estudios Latinoamericanos, ésta debe ser una responsabilidad ética y política de todos los estudiantes (especialmente los que en su campo comprenden las formas de organización social y cómo éstas se han desarrollado) debido a su lugar privilegiado en la sociedad.

    No obstante, el estudiante del CELA tiene la gran posibilidad de adquirir vastos conocimientos en distintas disciplinas (Historia, Literatura y Filosofía), lo cual lleva a la mejor comprensión de esta región. Sin embargo, el proceso de transformación va más allá de este estudio, pues influyen otros factores, como lo es el momento socio-histórico que se vive y las posibilidades de actuar que éste brinde, lo cual es esencial para el cambio.

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  5. En el origen de la UNAM se planteó la idea de que los profesionales formados en ella debían poner sus conocimientos en busca de mejoras para la sociedad, ese compromiso social está presente en todas las carreras de la universidad, pero sus resultados, palpables, fuera de las aulas fueran a gran escala, es otra cosa.
    Sin embargo, la carrera de Estudios Latinoamericanos ha resaltado ese compromiso social de forma peculiar, además de la preocupación por poder relacionar satisfactoriamente la praxis y la teoría.
    Y es por esa búsqueda constante de la transformación de la realidad que a diferencia de otras carreras el estudiante de latinoamericanos en su formación como profesional, la mayoría de las veces, no se siente cómodo sólo dedicándose a la producción teórica de conceptos y explicaciones sobre la situación de nuestra región de estudio, sino que además se esfuerza por llevar a cabo proyectos estudiantiles que lo ayuden a aprender a desenvolverse en distintas actividades políticas.
    La autocrítica es una de nuestras características, y es una cualidad que nos puede ayudar a avanzar en nuestra construcción de una transformación, sin quedarnos atrapados en discusiones poco productivas. A pesar de que no hayan practicas colectivas con incidencia en la creación de una realidad distinta, como se dice en la cuartilla respecto de los 45 años del CELA, el estudio de esta región y las constantes propuestas que han hecho algunos de los egresados del colegio han generado un conocimiento más abundante de la región latinoamericano que con anterioridad se tenía y en ocasiones se han impulsado proyectos en beneficio de ciertas comunidades. Quizá algunas de los principales obstáculos que debemos de buscar solucionar es cómo poner en práctica actividades colectivas.
    En uno de los últimos eventos por los 45 años del colegio un ponente decía que somos latinoamericanos por destinos y latinoamericanistas por convicción. Si decidí ser latinoamericanista es porque la diversidad de conocimientos que ofrece la carrera nos permite estudiar la realidad tan compleja que vive la región latinoamericana, con sus especificidades, y plantear alternativas para esa realidad.

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  6. Mariana Huerta
    Sin duda el CELA se enfrenta a cuestionamientos y criticas respecto a su aportación social y diversidad de disciplinas .Pienso que todos los estudiantes estamos obligados a conocer y transformar nuestro país y continente , no debemos olvidar que los problemas sociales en general, nos incluyen a todos , me parece inconsciente dejar todas estas problemáticas a tan solo una carrera .Toda teoría requiere de una praxis y aquí es donde me pregunto ¿Cuando es el momento preciso para la transformación social ?,¿Los latinoamericanistas deben de buscar este momento de transformación ?.Creo que estamos en una época , en la cual la sociedad se encuentra fragmentada , se ha cambiado la colectividad por el individualismo , y sin estas actividades colectivas , el cambio social es casi imposible.Esta carrera abarca una serie de problemáticas, que crean una conciencia bastante amplia y necesaria,para buscar y desear el cambio .No veo a la interdisciplina como la suma o justificación del conocimiento ,sino como la relación entre estas, con la finalidad de crear un criterio mas amplio.Este tipo de carrera me parece sumamente valiosa , porque si bien no se ha llegado a una praxis transformadora ,no se puede negar ,la aportación critica y de conciencia que este tipo de colegios aporta a los estudiantes.

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  7. López Hernández Gabriel Alfonso15 de octubre de 2012, 7:53

    La carrera de Estudios Latinoamericanos significa conocer y analizar el desarrollo histórico de América Latina, para comprender las circunstancias por las cuales la región presenta diversos problemas sociales comunes entre los territorios que la forman, y así, apoyándose del uso de la interdisciplinariedad de las ciencias sociales y humanidades con una metodología científica y comparativa, plantear soluciones a éstas problemáticas. Cierto es, que mi anterior significación pueda mostrar falta de objetividad, que trata de ser reparada en una formulación siempre dinámica de un nuevo plan de estudios que cumpla con la cobertura de las temáticas latinoamericanas principales que requieran ser estudiadas hoy en día, y que determine los fines de cursar la licenciatura.

    Uno de estos objetivos, sería “la conciencia social” del estudiante, que genera a su vez, el deseo de transformar las condiciones injustas de su entorno. Y que para ello, se necesita de la acción colectiva. Considero que mi participación en la carrera va por este camino, en tanto que una licenciatura conlleva la formación e información cognoscitiva de una persona, paralelamente el estudiante del CELA debe de tener una disposición de fomentar acciones colectivas incluyentes, de ser disciplinado, organizado, de informar a la gente de lo que ocurre en su entorno e invitar a sumarse a proyectos creados por compañeros. Si la historia de este Colegio nos ha enseñado que muchos de estos han sido desechados y poco se ha contribuido a la transformación social tan deseada, tengamos en cuenta que en la medida en que la mayoría de la gente esté consciente de su situación de explotación y esté dispuesta así a la acción colectiva para mejorar su espacio, el cambio podrá emerger, y de igual manera, la justificación del status quo será eliminada.

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  8. En el marco conmemorativo de los 45 años de la creación del Colegio de Estudios Latinoamericanos se abordó la preocupación por los logros que ha o no alcanzado esta carrera. Pareciera que el principal objetivo de los Estudios Latinoamericanos es la transformación del orden social como si un espíritu de lucha fuera inherente a la carrera. Sin embargo, la transformación debe provenir de las distintas carreras que forman profesionales ya que para alcanzar un proceso uniforme se requiere de la actividad y trabajo de distintos sectores.
    Las diversas necesidades que se encuentran en América Latina no pueden abordarse de una manera aislada, es por eso que la interdisciplina está presente en el colegio, ya que a través de ella se pueden obtener las herramientas necesarias no sólo para la comprensión de los problemas que enfrenta América Latina, sino también para trabajar en conjunto por un cambio que permita un desarrollo pleno de América Latina.
    Pertenecer a un determinado tiempo y a ciertas condiciones es una situación que me impulsa para conocer no sólo mi país sino también el medio que lo rodea. La pertenencia y conocimiento exigen una participación para poder modificar las circunstancias a las que nos encontramos sujetos. Las ideas y conocimientos obtenidos durante la carrera requieren de una práctica, pero ¿Hay que esperar un momento en específico para llevarlos a cabo? Esta práctica se ejerce día a día, con las decisiones que tomamos, la manera en que nos involucramos no sólo en asuntos escolares sino también en la participación que tenemos dentro de la sociedad.

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  9. Es en este momento, a raíz del cumplimiento de los 45 años del CELA cuando nos cuestionamos nuestro papel como estudiantes y, más aún, el devenir de nuestras acciones como “agentes de cambio”. En un principio el hecho de tener conciencia de la situación del CELA es fundamental, claro está, que en esta conciencia sería importante la acción y la cuestión en juego precisamente radica en la relación entre la teoría y la praxis. Para ello, en cuanto a nuestra formación teórica, el plan de estudios propone que el eje de articulación se base en la historicidad de los procesos sociales y culturales de la región; en donde los estudiantes, en primer lugar, nos vemos envueltos en el problema de la ambigüedad del término América Latina. Pese a esto, particularmente, hay un deseo por conocer, analizar y sobre todo comprender de qué manera este término ha evolucionado y, por supuesto, estudiar los procesos pasados como presentes determinantes en la situación actual de Latinoamérica. En este punto es importante aclarar que como estudiante el objetivo es, en un principio, no la acción en sí –entendiendo acción como sinónimo de transformación–, más bien nos corresponde adquirir bases teóricas, dado que, como latinoamericanistas nos enfrentaremos a un objeto de estudio desde distintas concepciones a partir de nuestra formación interdisciplinaria y multidisciplinaria.

    En cuanto a la praxis intelectual hay varias incógnitas a resolver, en primer lugar, el gran énfasis que se le ha dado a la labor latinoamericanista encaminada hacia la “transformación”.Cierto es, que el estudiante de esta licenciatura tiene como objeto conocer los conflictos que se desarrollaron en América Latina para comprender la situación actual y, así conocer y plantear problemas, los cuales se asemejan entre los países que conforman América Latina. Entonces, el latinoamericanista, evidentemente también puede contribuir a plantear soluciones, lo que en un primer momento puede ser netamente teórico, y claro está, que puede encaminarse a la acción social para la resolución de dichos problemas; a lo que mi duda sería: si es que se quiere una transformación en Latinoamérica por qué restringirla además de limitarla únicamente a esta carrera. Y hay que tener en claro que hay otros factores más decisivos en la transformación que la participación de profesionales, aunque claro, eso no significa que este proceso nos sea ajeno. Además creo que si se habla de cambio, irrebatible es, que no depende de unos cuantos. Lo que es otro problema a resaltar, es que en nuestro papel como estudiantes es conveniente y necesario aprender a desarrollar el trabajar conjuntamente, dado que hay una gran tendencia al individualismo.

    En resumen, antes de plantear que los latinoamericanistas son “agentes de cambio”, hay que asimilar que la carrera de Estudios Latinoamericanos es bastante joven y, reconocer que falta mucho para que la carrera se consolide. Por ello en nuestro papel como estudiantes debemos ver nuestras limitaciones y, así mismo, prever nuestras limitaciones futuras como profesionales para que busquemos soluciones a dichas limitantes –si es que todas tienen solución– para que haya una mejora tanto en los egresados como en el CELA y así se tenga un mejor desempeño profesional en la sociedad.

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  10. Con motivo del 45 aniversario de la creación del CELA, se presenta la interrogante de hacia donde va este, que puede hacer por la sociedad; si bien, es cierto que uno de los objetivos de esta carrera es dar las herramientas (siendo una carrera interdisciplinaria )para lograr una transformación social; en donde se vea a esta en una constante lucha contra aquello impuesto y poniendo en cuestión todo aquello que lo rodea y forma.

    La interdisciplinariedad de esta licenciatura, logra dar los conocimientos necesarios en historia, filosofía, literatura, etc., para comprender la situación actual de la región, sin embargo, muchas veces al crear la historia de América Latina lo hacemos desde una perspectiva occidentalizada, debido a que la mayoría de los datos que estudiamos provienen de fuentes no latinoamericanas; por lo que tal vez America Latina es un conjunto de ideales no creado por nosotros mismos sino, que son creados en función de ese algo impuesto por el occidente. Por lo que para mi, la carrera representa el entender a una America Latina “verdadera”, comprendiendo así la vida cotidiana de los que los que la habitamos, junto con las costumbres que hemos creado a lo largo de los años.


    No se trata de luchar contra la imposición o hacer algo político, ya que es imposible la transformación social si no contamos con los conocimientos propios, que den pauta para crear un pensamiento propio, esto se va a lograr gracias a las distintas materias que se dan, para que al final se logre formar un ideal latino, donde se analice todo aquello que forma parte de esto y logremos entender los problemas actuales de America.

    Analizar una historia que va mas allá de un herencia occidental, aunque en muchas ocasiones, sea útil el tener conocimiento de esto, sabiendo que toda historia esta compuesta por varias visiones de los hechos, que resulta de apoyo en la construcción cronológica de estos, sin embargo, hay que insistir en crear una historia pura de Latinoamérica para así crear una identidad autentica.

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  11. Coincido con la participación del profesor Amezcua y la opinión de Karina, el CELA no es un partido político, nuestro deber cómo estudiantes o no de Estudios Latinoamericanos es tener conciencia de la situación de la región, también estoy de acuerdo en que si ésta conciencia no ha florecido en los universitarios ajenos al colegio es un reflejo de la situación del nivel académico que identifica a nuestro país.
    Una transformación política en la región es un proceso histórico, el cuál requiere de tiempo, tiempo que no complace aún el colegio.
    La carrera nos brinda las armas para hacer la lucha desde la trinchera de nuestra preferencia, tanto académicos, alumnos y egresados contribuimos a la realización de esa transformación y aquí parafraseo al profesor Antonio Matesanz: ¿Latinoamericanos se reconoce a si mismo?.
    No pretendo contestar una pregunta que a mi parecer no tiene transcendencia desde una actitud de confrontación, por el contrario, la licenciatura en su complejidad lo que requiere es la unión y aportación de los individuos que la hacen posible, ya arriba mencionados.
    Estudios Latinoamericanos de cierto modo nos permite aterrizar a nuestro gusto, esas ideas que se generan en las aulas.
    La transformación política no depende de unos cuántos, es propiciada por un sin fin de factores que son imposibles de cuantificar.

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